Jorge y sus 27 años de latidos prestados
El de Jorge Montes es un caso único. En 1994 donó los órganos de su hijo y tres años después recibió un injerto de corazón. Es uno de los trasplantados más longevos del país
Jorge luce orgulloso la camiseta conmemorativa de los 27 años de su 'corazón prestado'. Un corazón que recibió el 9 de mayo de 1997 de un donante joven, «un chavalín de 25 años», cuya familia «tuvo el mayor gesto que se puede tener en uno de los momentos más duros de la vida». Jorge Montes, asturiano de 92 años, sabe lo que es perder un ser querido y sacar fuerzas de flaquezas para dar el sí a la hora de autorizar donar sus órganos. Él mismo había vivido ese «terrible momento» cuando en 1994 un derrame cerebral masivo y fulminante le arrebató la vida de su hijo Jorge Luis, a la edad de 37 años. El joven había ido a ver un partido de la selección de fútbol. Cuando estaba tomando algo con sus amigos en la zona del Auditorio, en Oviedo, comenzó a sentirse mal y cayó desplomado. Lo llevaron al Hospital Central, donde fallecería. Su familia le llamó desde Oviedo, ya que él se encontraba de viaje (era representante de una multinacional y viajaba mucho por todo el país). «Cuando llegué mi hija, Sonia, me lo dijo claramente en la habitación del hospital: 'Papá, aquí no hay qué hacer, pero la muerte de Jorge Luis puede valer para que otras personas vivan'. Fue terrible, pero no lo dudé. La vida es así de dura, te quita, te lo pone muy difícil, pero también te da», confiesa. Y tanto que da. Donar los órganos de su hijo salvó seis vidas, ya que se trasplantaron sus riñones, pulmones y corazón, recuerda aún con cierto dolor, pero satisfecho por «haber hecho lo correcto».
El de Jorge Montes es un caso único en España, ya que es donante de órganos y receptor a partes iguales. Pero también es un caso excepcional porque con el paso del tiempo se ha convertido en el decano de los trasplantados en España. Hoy, su corazón prestado cumple 27 años. Se trata de uno de los injertos más longevos del país, según datos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). De hecho, según apuntó ayer a EL COMERCIO el jefe de Cirugía Cardíaca del HUCA, Jacobo Silva, la supervivencia media tras recibir un trasplante de corazón es de 10,2 años. Jorge casi los triplica.
Hoy lo celebrará en la residencia Vetusta, en Oviedo, con «mis compañeros» del centro, que ya le han dicho que «estoy muy guapo con esta camiseta». No obstante, el domingo habrá comida especial. Jorge pidió a la residencia «donde me tratan de maravilla, patatas con arroz caldoso y costillas. Seguro que me lo hacen», confía. Difícil resistirse ante una persona con un corazón tan especial.
Echando la vista atrás hacia aquel 9 de mayo de 1997, Jorge recuerda como si fuera hoy cuando le llamaron del Hospital Juan Canalejo. Una arritmia y una vida de viajante algo desordenada («comía a deshoras, dormía poco y tenía mucho estrés»), le pasó factura. Acabó sufriendo un infarto y entró en lista de espera cuando en Asturias aún no se hacían estas cirugías. Por eso lo operaron en La Coruña. El HUCA inició los trasplantes de corazón en febrero de 1998. Desde entonces lleva hechos 385, con excelentes resultados. España comenzó este camino tal día como ayer, 8 de mayo, pero de 1984. El primer trasplante se hizo en el Hospital de Sant Pau en Barcelona. El receptor fue Juan Alarcón Torres, quien no llegó al año de vida después de esta cirugía. Este trasplante supuso un gran hito para la sanidad en nuestro país.
Jorge asegura que se afanó muy mucho por cuidar su nuevo corazón. «No podía desperdiciar esta segunda oportunidad». Cambió de forma de vida y empezó a hacer ejercicio. A sus 92 años y 27 de corazón, hace promoción de la donación de órganos por redes sociales. Lo dicho, un caso excepcional.