Nueva York prohíbe la venta de nata montada a menores de 21 años para evitar que se droguen
Los adolescentes estaban utilizando como narcótico el óxido de nitrógeno, conocido como 'gas de la risa', que contienen los frascos
Nueva York ha prohibido la venta de los botes de nata montada a menores de 21 años con el fin de evitar que los adolescentes lo utilicen como una droga al inhalar el óxido de nitrógeno (conocido como gas de la risa) que contienen los frascos. La ley fue aprobada el año pasado, pero ha entrado en vigor esta semana, tal y como publica la prensa local.
Para asegurarse que esta medida se cumple, la normativa penalizará a los vendedores que se la salten con multas de 250 dólares o 500 si es reincidente. Por lo tanto, a partir de ahora, igual que se hace con otras sustancias como el alcohol o el tabaco, quienes quieran adquirir nata montada en Nueva York deberán enseñar un documento de identidad en vigor para demostrar que tienen más de 21 años.
Qué es el óxido de nitrógeno
El óxido de nitrógeno, también conocido como gas de la risa, se utiliza para conservar la consistencia de la nata y su uso es perfectamente legal. Sin embargo, esta sustancia puede ser extraída por separado y proporciona una sensación de euforia de apenas unos minutos.
A nivel médico, hace décadas que se conocen sus efectos anestésicos, lo que hace que también sea común en las consultas de dentistas o en intervenciones pequeñas en ambulatorios.
El óxido nitroso afecta a todos de manera diferente, según la cantidad inhalada, el peso y estado de salud del consumidor, el nivel de tolerancia y la interacción con otras sustancias o medicamentos.
Los efectos inmediatos del gas de la risa:
-
Sentimiento de euforia, risa incontrolada.
-
Entumecimiento del cuerpo.
-
Sensación de sedación.
-
Baja la presión arterial y se produce un leve mareo.
-
Disociación del cuerpo, como si volaras, descoordinación y entumecimiento.
-
Pérdida de la orientación temporal, acabar por no saber cuánto tiempo ha pasado.
Si el óxido de nitrógeno es utilizado de forma recurrente, causa bajadas de tensión, desmayos, pérdidas de memoria, bajada brusca de la presión arterial, infarto de miocardio, hipoxia (falta de oxígeno), alucinaciones visuales y hasta psicosis. El senador demócrata por Nueva York, Joseph Addabbo, impulsó la ley tras comprobar el extendido uso irregular de estos frascos por parte de los adolescentes.
En España, hace al menos una década, cuando comenzó a ponerse de moda, eran los propios establecimientos de ocio nocturno los que lo comercializaban. Ahora está perseguido si se detecta un uso fraudulento en locales de copas o bares ya que supone un delito para la salud pública. El año pasado se empezó a extender en botellones, coincidiendo con la flexibilidad de las restricciones por la pandemia.