La OMS no está preparada para gestionar crisis sanitarias globales

La Organización Mundial de la Salud (OMS) esperó a que hubiese un millar de muertos para considerar la última gran epidemia de ébola una emergencia sanitaria. Un análisis independiente ha concluido que, visto lo visto, la entidad no está preparada para liderar la salud pública mundial, al menos en lo que respecta a las crisis urgentes. Y le sugiere grandes cambios que le permitan asumir este papel en los próximos años. Cuanto antes, mejor.

"Este comité considera que la OMS no tiene ni la capacidad ni la cultura organizativa para ofrecer una respuesta total a una emergencia de salud pública", asegura el informe, publicado el pasado 7 de julio y coordinado por Barbara Stockings, que fue la máxima responsable de Oxfam entre 2001 y 2013. "Cuando aparezca una emergencia sanitaria, la OMS tiene que tener la capacidad de transformarse para ser capaz tomar decisiones rápidas, actuar con agilidad y adaptar su reparto de recursos y métodos de trabajo".

Entre las principales críticas de la evaluación, el comité de expertos acusa a la OMS de lentitud en la toma de decisiones, de exceso de cautela y de incapacidad para adaptar su forma de trabajar cuando la situación lo exige. El primer caso de esta epidemia de ébola fue durante los últimos días de 2013. En junio, Médicos Sin Fronteras, la primera organización que trató de contener el avance del virus, hizo un llamamiento de ayuda. Acumulaban más de 300 muertos, más de un millar de infectados y la pandemia estaba fuera de control. La reacción internacional aún tardó meses en llegar.

Cambios profundos

La declaración de emergencia sanitaria global de la OMS no se produjo hasta agosto, con más de 1.000 muertos y al menos el triple de infectados en cinco países. El retraso, argumentan los expertos, se debió en parte a un intento de no soliviantar a los gobiernos afectados, más preocupados por los perjuicios a su economía.

"La crisis del ébola no solo ha expuesto los problemas de organización y funcionamiento de la OMS, sino que también ha constatado que el Reglamento Sanitario Internacional se queda corto", asegura el documento. "Si el mundo pretende gestionar adecuadamente las amenazas sanitarias a las que se enfrenta, especialmente las enfermedades infecciosas que nos pueden afectar a todos, entonces deberá endurecer estas normas". Si se hubiesen puesto en práctica las recomendaciones que propuso un comité parecido al que escribe el informe actual, pero tras la epidemia de H1N1 (gripe aviar), sentencian, la comunidad internacional habría estado en una situación mucho mejor para lidiar con la crisis del ébola. "Sencillamente no podemos permitirnos otro periodo de inacción hasta la próxima crisis de salud mundial", recalcan.

La directora general de la OMS, Margaret Chan, ya ha reconocido en varias ocasiones que la respuesta de su organización a la crisis del ébola ha estado cargada de defectos. Que reaccionaron tarde y mal. Incluso llegaron a asegurar que la situación estaba controlada mientras Médicos Sin Fronteras, sobre el terreno, pedían ayuda al mundo. De momento la crisis sigue activa, con dos decenas de nuevas infecciones semanales repartidas entre Sierra Leona y Guinea. Ya han fallecido más de 11.000 personas y se han contagiado casi 28.000 personas.

Tras la publicación del informe, la institución ha reconocido la necesidad de cambios y ha asegurado que ha empezado a implementar algunos. "La OMS ya ha empezado a trabajar en las recomendaciones del comité, incluyendo el desarrollo de una unidad especial de emergencias sanitarias globales y un fondo de reservas que garantice unos recursos suficientes para proporcionar una respuesta inicial adecuada", aseguraron. De momento ya han anunciado una reunión con más de 200 expertos en salud pública para elaborar un marco de referencia sobre el que sostener un plan de mejora tanto de su organización como de los sistemas de salud más frágiles.