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Eladio González Miñor, en el almacén de la Cooperativa d'Apotecaris, de la que es presidente. R. C.
El guardián contra el acaparamiento

El guardián contra el acaparamiento

LA SEMANA DE ELADIO GONZÁLEZ MIÑOR ·

El presidente de los distribuidores farmacéuticos lucha por mantener las boticas bien surtidas y evitar el acopio de medicamentos en estos tiempos críticos

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Domingo, 26 de abril 2020

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Eladio González Miñor es un asturiano afincado en Palma de Mallorca. Presidente de la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar), dirige la Cooperativa d'Apotecaris, que suministra medicamentos a casi medio millar de farmacias de Baleares. Son días agitados para el sector: el mercado de productos sanitarios se rige por la ley de la selva. Las estafas son moneda corriente y el distribuidor se mueve a ciegas. En medio de la crisis, el flujo de remedios terapéuticos no puede parar. Desde semanas su mayor preocupación es que los negocios estén bien abastecidos y nadie acapare medicamentos. González reparte su tiempo entre la cooperativa, la patronal y la farmacia. Por ser parte del personal sanitario no está obligado a guardar la cuarentena, una medida que ha conferido a Palma una estampa similar a la de un refugio de zombis.

Lunes

 

7.30 horas. Me levanto. No suelo tomar desayunos copiosos. El mío se reduce a café con leche, seguido de la medicación que tomo por mi edad. Nada más ducharme me voy, bien para la farmacia, bien para la cooperativa d'Apotecaris, de la que soy presidente. Suministra medicamentos y productos sanitarios a 443 farmacias de Mallorca, Ibiza y Formentera.

12.30 horas. Con el coronavirus, hemos tenido que marcar el suelo de las farmacias, trazar caminos, señalar la distancia que debe guardar el cliente con respecto al mostrador, poner mamparas de metacrilato para garantizar esa separación que trata de proteger sobre todo a los empleados, pues están muy expuestos a un contagio. Antes, cuando advertíamos al consumidor que debía mantener un metro y medio de distancia con el farmacéutico, se lo tomaba mal. Ahora todo el mundo lo entiende.

17.30 horas. Voy a la cooperativa. En el almacén hay unas 30.000 referencias de medicamentos que se ponen a disposición de las farmacias dos y tres veces al día. Es muy importante procurar que no se produzcan desabastecimientos por acopio.

Martes

 

16.30 horas. Mis relaciones sociales se han reducido mucho desde que se impuso el confinamiento, aunque a mí particularmente no me afecta porque soy personal sanitario. Aun así, converso con mucha gente por WhatsApp y Skype. La comunicación con mis hijos es diaria. Uno está en México, donde trabaja como periodista económico, y el otro vive aquí en Mallorca, donde ejerce de adjunto en una farmacia de un pueblo pequeño. Ha descubierto el campo y está encantado de la vida.

18.00 horas. Las redes sociales son muy buenas para ciertas cosas y muy malas para otras. Si en ellas se habla de medicamentos útiles para frenar el coronavirus, al día siguiente tenemos grandes colas en las farmacias. Y otra cuestión son los bulos, que crecen de manera exponencial en cuestión de minutos y que nos están machacando. Se difunden falsos remedios como que la sopa de cebolla cura la enfermedad. Recientemente he tenido que desmentir unas declaraciones de un impostor que se presentaba como director general de Farmacia y vertía unos consejos disparatados.

23.00 horas. Como la mayoría de las personas yo también estoy enganchado a una serie. Ahora estoy viendo 'El embarcadero'.

Miércoles

 

10.30 horas. Me dirijo a la cooperativa. La calle tenía hace días un aspecto desolador, propio de una escena de 'The walking dead'. Desde que se produjo el regreso a la actividad económica de los sectores no esenciales, se nota un poco más de tráfico. El aislamiento se está llevando con bastante rigor, entre otras cosas porque las multas surten un efecto disuasorio.

El presidente de los distribuidores farmacéuticos lucha por mantener las boticas bien surtidas y evitar el acopio de medicamentos en estos tiempos críticos

eladio gonzález miñor

12.30 horas. Han entrado en el almacén 1.250.000 mascarillas higiénicas, que son las que recomiendan usar las autoridades sanitarias. El precio fijado por el Gobierno, 0,96 céntimos por unidad, permite un margen de beneficio que, aunque diminuto, es viable. Pero si EE UU y algunos países de Latinoamérica siguen haciendo grandes pedidos a China, se encarecerá el producto. Y si los precios de venta son inferiores a los de coste, se dejará de comprar.

13.30 horas. El mercado está muy raro. Por de pronto, las empresas tienen que pagar por adelantado antes incluso de la fabricación. Que engañen a un distribuidor en el mercado chino puede ocurrir. Pero tiene narices que timen al Gobierno con la venta de mascarillas y pruebas rápidas defectuosas.

Jueves

 

11.45 horas. Cuando todo esto acabe me gustaría reunirme con mis amigos y, si hubiera nieve, irme a esquiar.

12.45 horas. Son días de locura para los distribuidores farmacéuticos. En la cooperativa hemos mandado teletrabajar a un 30% de los empleados. Con el resto hemos creado dos grupos por cada departamento que jamás tienen contacto entre sí. Si uno entra por la mañana, el otro lo hace por la tarde. Así, en caso de que se contagie un grupo, el otro puede seguir trabajando normalmente y con relativa tranquilidad. Todos van con guantes, bata y mascarillas.

13.45 horas. Mi farmacia está en un barrio periférico de Palma que tiene algo de pueblo. Conozco a la gente, la clientela es la misma desde hace años. Me consultan sobre asuntos de salud pero también personales. Los farmacéuticos en algunos casos nos convertimos en confidentes.

Viernes

 

17.30 horas. Por fortuna mi familia está bien. No hay ningún síntoma que indique que hayamos podido contraer la enfermedad. Aunque eso no es garantía de nada hoy en día, porque se puede pasar la dolencia de manera asintomática.

19.00 horas. Entra en la farmacia una mujer de unos 50 años con la cara cubierta por una mascarilla. Me pide un producto que está agotado y en un momento dado me confiesa que le acaban de notificar que ha dado positivo de Covid-19. Habla con mucha calma. He tratado de tranquilizarla y le he dicho que hay muchas personas que están igual que ella y se han recuperado.

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