El precio de comer demasiado poco

Otro año nos vuelve a tocar pensar qué hacer para volver a estar como estábamos antes de navidad o incluso siendo más ambiciosos, volver a ... como estábamos a los 25. Como queremos empezar cuanto antes, algunas personas se pondrán drásticamente a reducir su aporte calórico. Os diré que tiene sus pegas, ojalá fuese tan sencillo como dejar de comer. El principal problema está en que no es tan fácil engañar a nuestro cerebro y por eso, cuando estamos muy ocupados nos resulta muy fácil hacer dieta estricta, pero nada más que nos relajamos un poco en el sofá después de una jornada completita, aparece un hambre voraz y una anulación casi total de la voluntad. Vamos, que si nos apetece algo, nos va a costar reprimirnos.

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