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Una niña asustada. Y. K.
Miércoles con Lucía Feito, psicóloga

Lucía Feito, psicóloga: «Usado de manera impulsiva o sin coherencia, el castigo es ineficaz y puede generar miedo, resentimiento o confusión»

La psicóloga Lucía Feito aborda cómo educar con estrategias eficaces y sin impulsos

Lucía Feito

Oviedo

Miércoles, 15 de octubre 2025, 09:46

Cuando hablamos de educación infantil, a veces nos dejamos llevar por la reacción del momento: un mal gesto, una desobediencia o un berrinche, y nuestro primer impulso es castigar. Sin embargo, el castigo, usado de manera impulsiva o sin coherencia, suele ser una de las estrategias menos eficaces para enseñar a nuestros hijos.

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¿Quién no ha levantado la voz alguna vez por un berrinche o un desacuerdo con un hijo? Todos lo hemos hecho. El problema surge cuando el castigo se convierte en nuestra primera —y a veces única— herramienta educativa. La ciencia nos muestra que, usado de manera impulsiva o sin coherencia, el castigo es ineficaz y puede generar miedo, resentimiento o confusión.

El error más común: actuar en caliente

Reaccionar desde la frustración es normal, pero enseñar límites requiere calma. Castigar «en el momento» solo enseña al niño a evitar la reacción del adulto, no a entender por qué su conducta no es adecuada.

Incoherencia y desunión: el enemigo silencioso

Cambiar reglas según nuestro estado de ánimo o no coordinarse con la pareja crea mensajes contradictorios. Si mamá dice una cosa y papá otra, el niño aprende a negociar o manipular en lugar de comprender límites. Educar es un trabajo en equipo.

Más allá del castigo: estrategias que funcionan

  1. 1

    Refuerzo positivo: Elogiar conductas adecuadas motiva al niño y fortalece su autoestima.

  2. 2

    Límites claros y consistentes: Explicar normas de manera sencilla y aplicarlas con coherencia enseña responsabilidad.

  3. 3

    Escucha activa y empatía: Validar emociones y dialogar con los hijos fomenta cooperación y comprensión.

  4. 4

    Modelar conductas: Mostrar autocontrol, respeto y paciencia es más efectivo que cualquier castigo.

  5. 5

    Unidad parental: Presentarse como un equipo refuerza los límites y genera seguridad emocional.

Educar no es imponer miedo, sino acompañar, enseñar y guiar. Cuando ampliamos nuestro abanico de estrategias y dejamos de depender del castigo impulsivo, nuestros hijos aprenden a autorregularse, a tomar decisiones responsables y a crecer en un entorno seguro y afectivo.

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