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RAMÓN GORRIARÁN
MADRID.
Viernes, 10 de abril 2020, 01:41
Partidos, sindicatos, organizaciones empresariales y presidentes autonómicos tienen una cita la próxima semana con Pedro Sánchez para empezar a negociar unos nuevos Pactos de la Moncloa. El presidente del Gobierno formuló la invitación durante el pleno del Congreso que ayer debatió y aprobó la segunda prórroga del estado de alarma hasta el 26 de abril. Y no será la última porque dijo estar «convencido» de que dentro de un par de semanas volverá a la Cámara para solicitar el aval para una tercera que se extenderá hasta mediados de mayo.
Sánchez oficializó en sede parlamentaria la convocatoria a «todo el que quiera arrimar el hombro» para trabajar en un acuerdo de «reconstrucción nacional» que equiparó con los Pactos de la Moncloa firmados en 1977 durante el mandato de Adolfo Suárez. A pesar de los duros discursos de la oposición, no recibió el portazo de casi nadie. El líder del PP, que ya había calificado la oferta de «señuelo», la calificó ayer de «trampantojo, cortina de humo, globo sonda y subterfugio», pero se cuidó de no pillarse los dedos con una negativa sin vuelta de hoja. Hasta Vox dejó un rendija para sumarse. «Cuando veamos de qué se trata, decidiremos si vamos o no», explicó tras el debate el portavoz de la ultraderecha en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros.
El Gobierno no cuenta por el momento con un documento base sobre el que negociar unos acuerdos que deberían sentar los cimientos para afrontar la profunda crisis económica y social que dejará la pandemia de la Covid-19. En esa cita, aún sin fecha, se «explorará» la disposición de cada uno, explicaron fuentes gubernamentales. Ya han anticipado que acudirán el PSOE, por supuesto, Unidas Podemos, Ciudadanos, PNV y otras fuerzas minoritarias. Esquerra tuvo también muy duras palabras, pero no dijo su última palabra. Hasta JxCat, que no acudió al pleno del Congreso, mostró predisposición a participar. «En todo lo que sea un escenario de trabajo, colaboración y de cooperación» estará presente Quim Torra, afirmó la portavoz del Gobierno catalán. Solo EH Bildu y la CUP dieron un no rotundo.
Sánchez puso especial empeño en asegurarse la presencia de Pablo Casado porque el PP es pieza clave para los acuerdos que persigue. «No tenga miedo al acuerdo -le animó-. Tenga valentía y haga el esfuerzo por este país al que dice que ama tanto». Hasta ocho veces reclamó «unidad y lealtad»
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El líder de la oposición, que acusó al presidente de «volar todos los puentes de colaboración con el PP», evitó dar un 'no' rotundo. Aunque tal y como quedaron los ánimos tras el debate de ayer, es improbable que los populares acudan a la cita en la Moncloa. Pero habrá que ver cuál será su actitud si el consenso sobre unos nuevos pactos se abre camino, y solo el PP, con Vox, se queda fuera.
El debate sobre la prórroga del estado de alarma, por lo demás, fue largo, más de cinco horas, y duro, por momentos despiadado. Solo la pobre presencia de diputados, acudieron 43 por razones de seguridad sanitaria, evitó que el pleno fuera turbulento y ruidoso. Y no será el último porque el presidente del Gobierno corroboró ayer lo que había dicho el domingo pasado y se mostró seguro de que volverá a pedir el visto bueno del Congreso para una tercera prórroga, pero ya en una fase de «desescalamiento» con restricciones más laxas. Sánchez no quiso ser prisionero de fechas, pero dejó entrever que el confinamiento y las trabas a la actividad económica podrían alargarse, por lo menos, hasta mediados de mayo.
Explicó que un denominado grupo de desconfinamiento progresivo, que coordina su jefe de gabinete, Iván Redondo, analiza los diferentes escenarios para decidir qué medidas de relajación se adoptan después del 26 de abril, que en todo caso será «progresivo, gradual, escalonado y cauteloso». Pero después, vaticinó, «nada será igual» en la vida cotidiana de los ciudadanos. «La normalidad -afirmó- solo será plena cuando haya vacuna» contra este coronavirus.
Sánchez defendió con uñas y dientes la gestión de su Gobierno ante la crisis sanitaria ante el chaparrón de críticas. Admitió que ha podido cometer errores, que no identificó, pero los atribuyó al desconocimiento de la enfermedad. «Con el conocimiento que tenemos hoy -aceptó- haríamos algunas cosas distintas a las que hicimos ayer», pero pidió dejar ese debate para cuando se haya superado la pandemia.
Sus palabras fueron desoídas por Casado, quien acusó al Gobierno de falsear las cifras de fallecidos, y por el presidente de Vox, que además de exigir la renuncia de Sánchez y todos los ministros, acusó al presidente de haber logrado con su gestión «la mayor tasa de mortalidad por coronavirus del mundo». La crítica casi común a Sánchez fue la tardanza en adoptar medidas. Así, Isidro Martínez Oblanca, el diputado de Foro, advirtió de que su voto favorable «es una reprobación patriótica a una gestión gubernamental que logró que España tenga más casos confirmados que China e Irán juntos, que padecieron antes el virus».
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