El Sporting se rompe antes del derbi

Lo único que se llevó de positivo fue el apoyo de La Romareda a las puertas del derbi, con cánticos de apoyo y proclamas contra los azules. Fue el epílogo de una noche para olvidar que Mario González precintó con un último remate en un partido ya liquidado. Con un Sporting que acabó destrozado por su propio sabotaje. 'Cali' no pudo despejar el remate de Mollejo y rozó a gol el primero. Pero el segundo y el tercero fueron errores de calado, con Rivera y Róber Pier haciéndose un lío en el segundo, por la indecisión del central, y el balón fácil que se le escurrió a Yáñez en el último. Con esa literatura alcanzará el Sporting el derbi. Un partido que no empezó bien.

Ramírez fue continuista con su idea más clásica. Cote, Hassan y Pascanu pasearon sobre el alambre, amenazados por la sanción para el derbi del sábado, que el lateral de Roces ya no jugará. El encuentro, de temperatura invernal, se desenvolvió como anunció el preparador canario. Rígido. Puro cálculo de la tropa de Julio Velázquez. Hasta que cogió poso y agarró por la pechera al Sporting, el Zaragoza se apretó contra sus tres centrales. Aunque acampaba alto para la presión y la enfocaba en Róber Pier como punto de partida. El Sporting se hartó de tocar y tocar al comienzo. Hassan, cómo no, pateó la primera ante un duro de pelar Mollejo. El desatascador del encuentro, desnudando los excesos y carencias que tiene esa banda en los gijoneses. El conjunto maño, tendiendo emboscadas, a lo suyo, ni se inmutó.

La Romareda, incómoda con el fútbol de casa, se dio una pequeña alegría en un resbalón de Yáñez sin más historia y en una coz del propio Mollejo a Hassan. Por esa zona saltaron chispas y se desajustó el Sporting. Mollejo se revolvió como un oponente agresivo, exigente en la ida y en la vuelta, sorprendiendo al francés. Le mangó el balón en el centro del campo y ya estuvo a un meñique de sorprender a Yáñez con un centro agónico. Cote se perdió el derbi un pestañeo después por protestar una peligrosísima falta lanzada después a la barrera por Toni Moya. No parecía zancadilla de 'Cali', pero la discrepancia del lateral fue excesiva. Pablo García, salvo una fórmula alternativa, ocupará su sitio el sábado.

Bien atornillado el Zaragoza a nivel posicional, vencedor de duelos y aplicado para no desajustarse, el partido comenzó a entornarse peligrosamente hacia Yáñez. Combustible para La Romareda, siempre febril. Los oviedistas Miguel Linares y Michu acentuaban la cercanía del derbi. La noche seguía en las alas. Hassan comenzaba a desesperarse con la resistencia de Mollejo, ganador de la mayor parte de los combates entre ambos. El partido, rodeado por la niebla, olía a chamusquina para el Sporting por su retroceso. Pero para ser justos, al Zaragoza, más allá de la amenaza, tampoco le daba para dar las luces largas. Badía y Yáñez tenían poco tajo.

Salvo por esa banda de Mollejo. Hassan no le pillaba el tranquillo, ni le perseguía en la vuelta. Y el rápido extremo, reciclado a carrilero, era reiterativo en buscar las cosquillas a Pascanu, incómodo con la burbuja del 'ex' del Atlético, que al final quitó el corcho al encuentro. Un centro de Francho lo cazó en un cabezazo en plancha Mollejo. 'Cali' se tiró a la desesperada, rozó el balón y este terminó elevándose al marcador. 1-0. Y el Sporting completamente extraviado.

Balón al poste de Guti

A la reanudación se presentó un once con la misma pálida cara, sin intervenciones de banquillo, pese a que demanda un cambio de registro a gritos. Y el Zaragoza le saludó con un remate al poste de Guti, que se marchó lesionado y entre lágrimas en su retorno a La Romareda, después de una pérdida de balón de Christian Rivera. Entre la colleja y la mala digestión de la lesión del centrocampista de casa, el Sporting estiró el pescuezo. Pero sin llegada ni estoque. Toca que te toca, pero sin despeinar a Badía. Hasta el fogonazo de Cote que reventó el larguero por el roce de los dedos del meta.

Un espejismo. Porque cuando volvió a cargar el Zaragoza, decidió el partido, castigando con saña dos errores de trazo gordo de los gijoneses. En cinco minutos, Róber Pier, que dudó ante Maikel Mesa tras una cesión envenenada de Christian Rivera, y Yáñez, al que se le escapó un balón incomprensible, se hicieron el 'harakiri'. Cayeron como garrotazos los goles del Mesa de La Romareda y de Francho. La goleada. Ramírez metió mano entonces con un triple cambio, pero el partido ya estaba finiquitado. Para colmo, en su infortunio del tercer gol, Yáñez se lesionó y quedó como seria duda para el clásico regional. Y Christian Joel se estrenó evitando el cuarto. Un triste precinto para una noche diabólica, con el Sporting desarmado y perdiendo su sitio entre los seis primeros clasificados. Y a las puertas del derbi.