Las puntuaciones de Manuel Rosety a los jugadores del Sporting frente al Mirandés

Asier Garitano tardó en saber lo que es ganar en El Molinón. El marcador final parece cómodo, pero el partido no fue fácil. Hubo altibajos, fases de tensión y otras menos intensas. Gelabert fue el futbolista determinante en la victoria que allana el camino de la permanencia en un viernes que fue más de Gloria que de Pasión.

Con el empuje de El Molinón, la salida del Sporting fue notable. Los rojiblancos tuvieron una buena primera media hora de juego. La movilidad y la ansiedad de Dubasin marcaban la diferencia, con detalles puntuales de Nico Serrano y Otero, además de sobresalir las ideas de Gelabert, quien en su posición es un faro para el juego del equipo. Sin embargo, el 1-0 despertó al Mirandés, mientras que los rojiblancos perdieron gas, con un aspecto de fragilidad en su sistema defensivo.

En el segundo tiempo madrugó el gol espectacular de Gelabert, que dejó virtualmente encauzado el triunfo. El Mirandés, con mejor toque, inquietó en acciones aisladas, con más brillantez que efectividad. Sólo el último remate de Panicheli en la prolongación tuvo premio de su insistencia.

El triunfo tapa las sorpresas de las suplencias de Guille Rosas y Diego Sánchez, pero es un gran respiro para liberarse de los riesgos de descenso que abrirán el tiempo de análisis de una temporada perdida.

Marcó un gol espectacular que encauzó el triunfo. En su posición natural dio lustre al juego del equipo con un estilo destacado y efectivo.

Su movilidad da espectáculo al equipo. Brillante en la primera media hora, no le perdió la cara al partido en ningún momento. Un pilar fundamental

Se lució en un desvío espectacular que frenó al Mirandés. Estuvo autoritario en su parcela. Transmitió seguridad y enseñó decisión en las salidas.

Mostró un estilo acelerado. Técnicamente es ramplón. Discreto en el plano defensivo, sus aportaciones en ataque apenas existieron. Discreto.

Bien en el juego aéreo, salvo en el tanto burgalés. Fue práctico en los marcajes, con un estilo rudimentario, pero pasó bastantes con apuros. Cumplió.

Irregular. A veces da sensación de lentitud, escasa consistencia e inseguro en la colocación. En otras cumplió, sin arriesgar, con un estilo más funcional.

Excelente en los centros, le salió muy bien el del primer gol. Correoso en las vigilancias, con algunas fases de apuros. Al final acusó el esfuerzo.

Participativo en la primera media hora, con un buen tono, pero después tuvo bastantes altibajos, con un tono irregular y escaso en la consistencia.

Hizo bastante desgaste, con capacidad de trabajo para destacar en la contención, con un estilo más eficaz que brillante. Hizo una labor oscura.

Bregador incansable, aunque aún no recuperó su nivel conocido. Su presencia crea complicaciones al rival. Le regaló el último gol a Gelabert.

Empezó muy bien, incisivo, pisando el área y ensayando el disparo. Dio una mejor imagen, aunque en el segundo tiempo se fue apagando.

Reforzó la seguridad por la banda izquierda en el último tramo, con más poderío defensivo y sentido de la anticipación. Su ausencia resultó extraña.

Aportó agresividad, aunque casi sin opciones de sumarse al ataque. Cubrió bien su parcela. Su suplencia es difícil de entender. Una rareza de Garitano.

Reforzó las vigilancias en la banda derecha, para integrarse en un estilo de equipo claramente defensivo. Cumplió decorosamente.

Entró en la última fase del partido, para dar u na mayor dosis de consistencia ante erl juego de toque fácil de los mirandesistas.

Enseñó su habitual combatividad, pero lejos del área burgalesa. Apenas tuvo ocasiones de dejarse notar. Dispuso de poco tiempo, sin opciones de remate.

El planteamiento inicial fue bueno, con Gelabert en su sitio. Después optó por amarrar el resultado. Era el guión necesario por la fragilidad defensiva.

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