El Sporting de Gijón: un paso atrás para coger impulso

El primer cambio significativo que se aprecia en el planteamiento de Asier Garitano es la línea de presión. Lo explica Manolo Sánchez Murias, exjugador y exentrenador del conjunto rojiblanco. «Las líneas están más juntas, dando cierto orden sin complicar en exceso a los jugadores. El bloque de presión no es tan agresivo, tiene una posición más intermedia. Cuando vas arriba y fallas, entran dudas. Sentirse más arropado atrás ayuda».

El Sporting de Rubén Albés utilizaba una presión alta, un concepto muy de la escuela de los entrenadores más jóvenes. En la primera vuelta al equipo le fue bien con este modelo, llegando a estar en puestos de ascenso directo. Con el paso de las jornadas, y después del calvario de diciembre, al conjunto rojiblanco le fueron entrando las dudas, con partidos que, aún acabando en empate, deberían haber sido victorias. Poco a poco la cofianza se fue minando y el equipo daba la sensación de ser inseguro, encajando goles en acciones puntuales. «El jugador ha percibido una idea clara, hay conceptos aparentemente más básicos que dan un orden, ayudan a tener claridad. Eso beneficia al futbolista en momentos de dudas. Garitano ha conseguido que perciban con mayor claridad cuándo hacer la presión».

El cambio en la altura del bloque de presión es también una cuestión que ha percibido Sergio Sánchez, exjugador rojiblanco y exentrenador del Sporting B. «La altura del bloque con Albés era más alta, con una actitud más presionante. Ahora el planteamiento es otro, con una altura media para robar y salir a la contra».

Que el bloque haya dado un paso atrás no ha cambiado una de las señas de identidad del Sporting de esta temporada: la capacidad de hacer transiciones rápidas. «Hay jugadores con capacidad para hacer daño al espacio y gente en el centro del campo para lanzarlos. La configuración de la plantilla da esa posibilidad y se explota», apunta Manolo Sánchez Murias, quien señala también cómo los laterales tienen más implicación ahora a la hora de iniciar el juego. «Contra el Mirandés estaban más bajos y obligaban a la presión de los carrileros. Otero y Dubasin obligaban a salir a los centrales. Son soluciones que, sin complicar el juego, ayudan al equipo».

En la lista de cambios de Garitano hay uno muy significativo en cuanto al dibujo en defensa: la posición de Lander Olaetxea. El público de El Molinón estaba acostumbrado a verlo incrustado entre los centrales cuando el equipo no tenía el balón. «Ahora no está tan hundido, pero sigue haciendo un gran trabajo defensivo. Esa posición ayuda a los dos que juegan con él en el centro del campo».

Uno de esos mediocentros es César Gelabert, que juega ahora con mayor capacidad para estar cerca del área rival. «Es algo que ha agradecido el equipo». El «orden» que reconocen los propios futbolistas, unido a las victorias, han llevado al equipo y a la afición a quitarse de encima la ansiedad extrema en la que se encontraban sumidos, algo en lo que también ha influido, según apunta Sergio Sánchez, el hecho de que los «pequeños detalles» se hayan puesto ahora de cara. «Se necesitan dosis de pequeña fortuna, como se vio en Elda, incluso con las decisiones arbitrales». Además, el exjugador rojiblanco tiene en cuenta también el cambio que se produce cuando hay un relevo en el banquillo. «Siempre hay una activación diferente, una renovación de energías».