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La turbulenta temporada del Sporting de Gijón afecta al proyecto colectivo y, también, está condicionando los planes individuales que se han trazado para ... los futbolistas más prometedores. Hace algo más de un año, el club, que llevaba y lleva tiempo sondeando el mercado en busca de un central zurdo, un perfil muy demandado por todos los clubes, acordó que la mejor solución estaba en casa: Diego Sánchez. Entonces lateral, después central con mucha proyección y, ahora, de vuelta a la banda en un movimiento que está generando mucho ruido. El avilesino es uno de los futbolistas a los que se augura un mejor porvenir por edad y margen de crecimiento.
Entre Gerardo García, director de gestión deportiva, Miguel Ángel Ramírez, entrenador en aquel momento, y algunos de los técnicos de Orlegi, coincidieron en apreciar hace casi dos años que el canterano tenía condiciones para desempeñar con solvencia esa función de central, entendiendo que tenía que ser sometido a un periodo de aprendizaje para empaparse de todos los automatismos que demandaba la demarcación. Lateral izquierdo ofensivo, Diego ya había jugado en algún partido puntual en línea de tres. Con fama de metódico y perfeccionista, a nivel interno recuerdan que el jugador era escéptico al principio, aunque, con el mensaje reiterado de confianza y la experiencia acumulada sobre el terreno, terminó por convencerse de que podía ofrecer un rendimiento similar, incluso superior, de central que como lateral. Ya como proyecto de club, en Mareo coincidían, considerando que iba a aumentar su jerarquía en el campo y, también, su valor en el mercado.
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Además, el consenso de todos llevó a dar una negativa al Burgos, que pidió su cesión hace un año y medio, convencido el Sporting de que el canterano era su central zurdo del futuro, formando una sólida pareja inicial con Pablo Insua. Pero, tras un año de crecimiento, las cosas han cambiado en el último mes de competición, con varios clubes de la categoría analizando al futbolista. El Burgos, de hecho, mantiene un fuerte interés en el canterano, por el que se ha vuelto a interesar en esta fase en la que el programa que se había ideado para Diego Sánchez parece haber sido desmantelado. «Tiene características de central zurdo y lateral, pero yo lo veo más como lateral», anunció Asier Garitano antes de viajar a Castellón.
La urgencia y el criterio técnico se han llevado por delante el plan. Con la llegada del vasco, el avilesino, de 21 años, ha perdido su condición de intocable en el once –ha jugado dos partidos de titular de cuatro–, pese a haber sido el central más regular del grueso del curso. Y, por el criterio de Garitano, también ha sido empujado hacia la posición con la que dio el salto al primer equipo antes de su transformación, teniendo que readaptarse a marchas forzadas a una posición en la que no juega con asiduidad desde hace un par de años.
En Castalia no se le vio cómodo, sufriendo con el equipo desajustado ante la multitud con la que atacaba el Castellón y bastante serio y cabizbajo cuando abandonó el estadio rumbo al autocar. En todo caso, el técnico vasco puso en valor su encuentro, sabedor del complejo cambio que está experimentando de nuevo. «Venía de dos partidos sin jugar y lo ha hecho bien contra un equipo exigente», apuntó.
La situación es compleja y puede afectar al futuro. El futbolista, con uno de los salarios más bajos de la plantilla tras su primera renovación, tiene contrato hasta 2027. Hace meses hubo una comunicación para negociar una posible ampliación y mejora contractual, entendiendo el Sporting que su rol no se correspondía con su escala salarial. Pero no pasó de ahí. Ahora, la situación de este final de temporada juega a la contra a futuro.
La Grada de Animación hizo ayer un llamamiento a través de redes sociales al sportinguismo para recibir al equipo el sábado, a partir de las 14.10 horas, en la esquina del Molino Viejo. El objetivo que persiguen los convocantes de la cita es crear el mayor clima de respaldo posible en torno al equipo de Asier Garitano, que disputará este fin de semana un partido contra el Deportivo de La Coruña, un par de horas después de esta cita, que puede resultar clave para la salvación.
En todo caso, la convocatoria no esconde el enfado por la gestión del Grupo Orlegi en el Sporting, con el equipo luchando por no descender a falta de cuatro jornadas para terminar. Pero prioriza dar tranquilidad a los futbolistas y al entrenador, que vivirá su segundo partido en El Molinón, para que tengan el clima más favorable posible para conseguir la permanencia.
«Primero, 50 puntos»
«100% desilusionados y enfadados», se puede leer en la convocatoria. «101% comprometidos con nuestra responsabilidad. El Sporting por encima de todo. Siempre», añade la Grada de Animación. A partir de ahí, también matiza las motivaciones de su respaldo, dejando entrever su rechazo a la gestión del proyecto: «Primero, 50 puntos. Después, exigir responsabilidades».
Aunque el Deportivo ya no se juega nada, se espera una gran expectación en el partido. Cerca de medio millar de aficionados coruñeses tienen previsto desplazarse en un partido declarado de alto riesgo. «Nos va a poner las cosas muy difíciles, están peleando por salvarse. Para ellos va a ser una final», avisó ayer el delantero del Dépor Christian Herrera, quien consideró El Molinón como un «campazo».
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