Sporting | «Ye más bajín y finu de lo que parecía»
Murilo debuta con charla de Djukic, una sesión física y acaparando la atención de la afición | «Le he visto bien, tiene cositas. Hay que ayudarle para que su adaptación sea lo más rápida posible», pide Cristian Salvador
JAVIER BARRIO
GIJÓN.
Martes, 4 de febrero 2020, 03:18
Un abrazo y unas palabras de ánimo de un aficionado. «Yo también conozco Brasil, que viví allí. Mucha suerte. 'Bem vindo' (bienvenido en portugués)», le espeta este seguidor a Murilo de Souza, que cruza en ese momento la puerta hacia el vestuario. En el retrovisor queda su primer entrenamiento y una buena acogida. «La impresión ha sido muy buena, mucho. No hemos tenido demasiado tiempo, pero parece un chico muy profesional», comentan desde el club a modo de presentación. Con el balón, el día de su estreno no deja mucho jugo ni acciones para recordar y calibrar su nivel. Hay bastante físico y un poco de balón para completar y endulzar el paladar. «Le he visto bien, tiene cositas», observa desde la sala de prensa Cristian Salvador, dispuesto a echarle un cable para que su adaptación sea «lo más rápida posible» y solicitando paciencia: «Todavía es pronto para sacar conclusiones. Lleva solo un entrenamiento con nosotros y ya lo irán (a los periodistas) viendo poco a poco».
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En la primera jornada hay poca sustancia. La hoja de ruta es austera. Llega pronto a Mareo para compartir espacio con sus nuevos compañeros, a los que va saludando. Este lunes no hay desayuno conjunto, pero sí una charla técnica con vídeo. Babin, Javi Fuego y alguno más están muy pendientes de él. Arturo Martínez, el 'coach' del Sporting, también tiene un breve y agradable intercambio de palabras con Murilo. Tras la reflexión sobre el fútbol del equipo, Fran Albert dirige unos ejercicios de activación dentro y, acto seguido, el brasileño asoma por la puerta del vestuario, siguiendo la estela de Djurdjevic y de varios compañeros. Con su nuevo entrenador ya ha tenido una toma de contacto, igual que con el resto de técnicos. Y en el campo ya vuela solo. Djukic no le quita ojo, pero mantiene un talante más observador y distante en el exterior que en el interior con el brasileño, sin hacer apartes con él.
Antes de clavar los tacos en el número 2 de Mareo, dobla el brazo derecho y se santigua. Que todo salga bien. Fran Albert, que camina hacia él, le abraza de forma cariñosa y Babin, un par de metros después, bromea con el 'nuevo' cuando todos los futbolistas se reúnen cerca del centro del campo. Cerca de allí, un grupo de aficionados debaten. «¿Estará este para jugar el domingo?», pregunta uno. «Fijo. A poco bien que esté...», responde otro mosqueado con el rendimiento del colectivo. «Lo que sí ye más bajín y finu de lo que parecía en les fotos», observa un tercero. Entre el público se habla mucho de la larga cadena de cesiones y cambios de equipo que ha tenido su carrera, con una decena de destinos, pero también de las referencias que llegan de Portugal. De las palabras de Geraldes, André Sousa y Gregory. Y por supuesto de su llegada, el último día del mercado, lo que provoca recelo. «Antes de hablar hay que velu», conviene por último otro aficionado.
Un poco encogido
Con todo el campo sembrado de vallas y setas, el preparador físico rojiblanco separa el equipo en parejas. Álvaro Vázquez se convierte en la de Murilo, inseparables en todos los ejercicios físicos y con algo de balón. El brasileño, que llega con 380 minutos de Liga portuguesa en las piernas, despidiéndose con una titularidad del Sporting de Braga, aguanta bien el ritmo. Se le ve todavía un poco encogido y tímido en el nuevo ambiente. Solitario por momentos, concentrado en hacer un buen entrenamiento, recibiendo alguna broma de otro compañero en otros. Joaquín Alonso y Antonio Maestro, jefe de los servicios médicos, le observan desde la lejanía. Momento para hidratarse. Se agacha para coger una botella de agua y refrescarse en una calurosa jornada.
A mitad del entrenamiento, Javi López organiza dos equipos. Uno con peto. Otro, sin él, con la sudadera amarilla. A Murilo lo acompañan Traver, Manu García, Cristian, Babin, Unai Medina, Javi Fuego, Djurdjevic, Nacho Méndez y Bogdan. Es un ejercicio de posesión, a pocos toques, en dimensiones reducidas. Todos los futbolistas se concentran en el centro del campo. Es la mayor muestra futbolística que se puede ver del fichaje del Sporting en el mercado de invierno de toda la jornada, que completa con normalidad. Se le aprecian matices técnicos comunes en los futbolistas brasileños -buen primer control con la zurda, pie rápido para conservar la posesión y mucho dinamismo para girar y revolverse-, pero no se puede observar mucho más. No es el mejor día para verle en acción e ir haciéndose una idea de su capacidad verdadera.
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Casi una hora después de su ritual, de que se hiciera esa señal de la cruz en la frente, el entrenamiento concluye. Se abraza a Cristian Salvador, habla un poco con Manu García y se acerca también a Pablo Pérez. Djukic se mantiene como espectador, teniendo poco protagonismo en el día. Busca hueco para estirar y, luego, sube por las escaleras entre Marc Valiente, Javi Fuego y Borja López, concluyendo el día con esa bienvenida espontánea del primer aficionado. Hoy volverá al tajo, aparentemente bien de ritmo. Así lo corroboran los técnicos a nivel interno. Pinta a debut el domingo. «Si están convencidos de lo que han fichado, tiene que jugar. Este equipo no está para esperar», completa preocupado un habitual de Mareo.
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