«Aprendí catalán en la intimidad»

«Nací en Sograndio. 1949. Mi familia es muy humilde. Mi padre era un obrero de la Fábrica de Trubia, fresador. Ahí estudié primero y luego en Oviedo. Me hice maestro y trabajé de ello a la vez que hacía Psicología y, parafraseando a Machado, mi infancia son recuerdos de una quintana asturiana donde florecía una fantástica parra de uva negra. Me fui a Madrid y me quedé en la Complutense dando clase. Hice oposiciones con la ventaja de que a los 34 años era catedrático, cosa que ahora es imposible. Saqué la cátedra en Baleares y me fui para allá. Allí estuve tres años y aprendí catalán en la intimidad, leyendo una edición bilingüe del 'Cuaderno gris' de Josep Pla, precioso y altamente recomendable, y volví en el 89. Luego me fui a Estados Unidos, donde estuve tres años, y, desde entonces, no he parado. Tengo dos hijas, una de 15 y otra de 14, que progresan adecuadamente y mi mujer se llama Alejandra. He estado siempre en la gestión, ahí atravesado. Estudio los rasgos de los emprendedores y el fundamental es el optimismo. Gotor ha hecho lo que ha podido y de manera honesta».