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PALOMA LAMADRID
Martes, 4 de abril 2017, 03:23
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Los avances en la inclusión de la población han sido notables en las últimas cuatro décadas. No obstante, todavía persisten problemas en un aspecto crucial para la normalización. En concreto, «todavía existen índices preocupantes de infravivienda» en Asturias, tal y como refleja el Estudio-Mapa sobre Vivienda y Población Gitana 2015, cuyos resultados fueron presentados ayer en Oviedo. Más de mil personas gitanas viven actualmente en las 196 chabolas y barracones que existen en la comunidad. Se trata de hogares que no cuentan con las mínimas medidas de salubridad y confort para residir en ellas.
Aunque la cifra es elevada, lo cierto es que ha descendido más de la mitad en ocho años. En 2007, cuando se elaboró el anterior análisis sobre vivienda y población gitana, casi el 15% de los pisos con inquilinos de dicha etnia (270 hogares) se enmarcaban dentro de la categoría de infravivienda. Porcentaje que se redujo hasta el 7% en 2015. Para comprobar los progresos realizados gracias a las políticas de inclusión en las últimas décadas basta con ir hacia atrás en el calendario. En 1991, año en el que se publicó el primer mapa de vivienda sobre este grupo poblacional, el 65% de los hogares romaníes eran chabolas, barracones y espacios residenciales similares.
Evolución positiva
Aunque el peso de la infravivienda en la región es inferior en más de un punto porcentual a la media nacional, apenas han disminuido los hogares muy deteriorados (de 99 a 96 en ocho años). Sí se ha detectado una reducción de las chabolas, que suponían el 4,7% de las viviendas ocupadas por gitanos en 2007 (86 hogares); mientras que, en 2015, el porcentaje quedaba en el 1,5% (42 unidades), por debajo del promedio nacional (2,1%).
También ha bajado la cifra de 'sankis' (casas prefabricadas), barracones y viviendas de transición -del 3,4% al 1,4%-, que suman 39 en Asturias, cantidad «superior al peso en el conjunto de España». Respecto a las viviendas móviles, se mantienen en niveles similares, con once. El mapa, elaborado por la Fundación Secretariado Gitano y financiado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, refleja que la población gitana estimada asciende a 11.542 personas en el Principado, que se alojan en 2.764 viviendas distribuidas en 39 municipios. El director general de la fundación, Isidro Rodríguez, destacó que casi el 93% de los espacios residenciales en Asturias son hogares normalizados, por lo que la evolución «es especialmente positiva». A su juicio, «éste es el gran avance» alcanzado desde los años setenta y ochenta.
Por municipios, Siero es el que más viviendas sin las comodidades básicas necesarias registra, con 29, de las cuales cinco son chabolas. En ellas, residen 366 personas. Le sigue Oviedo, con 23, donde viven 101 gitanos. En Corvera de Asturias, están contabilizadas otras 17, en lasque residen 68 vecinos. En Gozón, hay catorce, de las cuales diez son chabolas, habitadas por 59 personas; mientras que en Carreño, 49 ciudadanos ocupan catorce infraviviendas. Además, en Cudillero existen trece espacios residenciales en condiciones precarias en las que se alojan 46 personas; y una docena en Llanera, donde se hospedan 56 vecinos. Según el estudio, también hay infraviviendas, aunque en menor medida, en Llanes, Langreo, Muros de Nalón y Nava, entre otros.
Barrios de transición
«Los asentamientos chabolistas están bastante dispersos. Son pequeños núcleos, pero todavía persisten», apuntó el director general de la Fundación Secretariado Gitano. Asimismo, indicó que los barrios de transición, construidos hace años para facilitar el paso de las chabolas a las viviendas normalizadas de la población romaní, son más numerosos que en la media nacional «porque, en muchos casos, no se han acabado de eliminar».
Son los llamados barrios gueto que «dificultan mucho el poder desarrollarse como plenos ciudadanos en todos los ámbitos de la vida. El hecho de estar en un lugar todos los gitanos juntos dificulta tener relaciones con otros vecinos, tener otras expectativas...», explicó Marcos Gabarre, orientador del colectivo. Entre ellos, citó El Cascayu, en Oviedo. Según el informe, el 11,8% de los barrios asturianos tienen asentamientos segregados, un porcentaje muy superior al 4,9% de la media española.
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