«Hay que mejorar el diagnóstico del cáncer de ovario. Nos va la vida en ello»
La detección precoz, que mejora la supervivencia en un 90%, «es muy difícil». En la actualidad, unas 300 asturianas reciben tratamiento
LAURA MAYORDOMO
Martes, 9 de mayo 2017, 04:05
Se le conoce como 'el asesino silencioso'. Silencioso y «traicionero», subraya Javier Ferrer, jefe del servicio de Ginecología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Porque el cáncer de ovario no suele diagnosticarse hasta que se encuentra ya en fases avanzadas. Cuando las posibilidades de supervivencia rondan el 60%. «El pronóstico precoz es muy difícil», constató el doctor Ferrer, porque la enfermedad se manifiesta en unos síntomas «muy inespecíficos».
Pilar Antoñanzas, coordinadora en Asturias de la Asociación de Afectadas por Cáncer de Ovario y Ginecológico (Asaco), los conoce bien: cansancio, pérdida de apetito por una sensación de plenitud continua, molestias pélvicas, trastornos en los hábitos intestinales -estreñimiento o diarrea-, hinchazón abdominal. «Cuando persistan una semana, dos semanas, hay que ir al médico», recomendó ayer, jornada en la que el HUCA acogió la celebración del Día Mundial del Cáncer de Ovario.
La asociación, recientemente creada, insiste en la difusión de la enfermedad para que las mujeres «conozcan los síntomas» y para que los médicos de Atención Primaria sepan detectarlos y faciliten el diagnóstico «lo antes posible, porque nos va la vida en ello». Los datos hablan de una supervivencia del 90% a los cinco años de la detección del cáncer de ovarios si éste se diagnostica de forma temprana. Pero eso solo ocurre en dos de cada diez pacientes.
«Cuando se diagnostica, generalmente está ya en estadíos avanzados, con lo que los tratamientos médicos, radioterápicos y quirúrgicos no tienen los mismos buenos resultados que en otros tipos de cáncer», apuntó el consejero de Sanidad. Francisco del Busto aportó también los datos de la enfermedad en Asturias: cada año se producen en la región cuarenta casos nuevos. En la actualidad, son unas trescientas las asturianas que reciben tratamiento.
Unas terapias en las que, en los últimos años, se han conseguido «avances notorios», subrayó la médico adjunto del servicio de Oncología del HUCA y miembro del Grupo Español de investigación del Cáncer de Ovario (Geico), Isabel Palacio. Sobre todo, en la línea genómica, que ha abierto el camino a nuevas terapias «que se van a ir extendiendo cada vez a más pacientes». Fue algo en lo que insistió ayer la coordinadora de Asaco: «Queremos que no se nos olvide, que se siga investigando y se nos escuche». Porque, como señaló el doctor Ferrer: «Esta es una guerra que debemos ganar entre todos».
Para ello, aportó tres claves. En primer lugar, la cirugía: una intervención «muy compleja» para reducir el tumor a menos de un centímetro o extirparlo por completo con el fin de «hacerlo asequible a los tratamientos de oncología». En segundo lugar, la superespecialización. Algo en lo que el HUCA ya está trabajando, afirmó. La tercera clave debe ser «la simbiosis de equipos interdisciplinares» porque en muchas ocasiones resulta que el cáncer de ovario implica la intervención de los servicios de Digestivo, Urología o Cirugía Vascular. «Estos son los tres ases para tratar de vencer a la madre de todas las batallas. Pongámonos en marcha», animó.