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Luanco. La Dolorosa y el Jesús resucitado, en la arena de la playa de La Ribera.
Devoción entre la arena y el cielo

Devoción entre la arena y el cielo

Villaviciosa, Carreño y Gozón dan el adiós a la Semana Santa con algunas de sus celebraciones más tradicionales

L. IS/ P. G.-P.

Lunes, 28 de marzo 2016, 00:48

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Si el pasado viernes el cielo de Villaviciosa se sumó con la lluvia al dolor por la muerte de Jesús en la cruz, ayer el sol lució para hacer brillar el día en que se conmemora la Resurrección. En los últimos años, el buen tiempo ha acompañado siempre al último día de la Semana Santa maliaya, lo que permite a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno saldar con un buen balance las procesiones, pese a que este año la del Santo Entierro no pudo celebrarse. De hecho, más de un millar de personas siguió ayer, en torno a las 12.30 horas, la procesión del Resucitado, a la que acompañó desde la iglesia parroquial la Banda Gaites Villaviciosa-El Gaitero a su encuentro con María en la plaza de Carlos I, donde la Virgen, procedente de la iglesia de La Oliva, se desprendió de su manto negro, símbolo de luto. Ya de regreso a la iglesia parroquial, donde tuvo lugar la eucaristía, las imágenes fueron recibidas con flores a su paso por el colegio San Rafael.

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  • Todas las imágenes de la fiesta en ELCOMERCIO.es

En Luanco, cientos de personas siguieron la procesión de La Venia, que recrea el encuentro de la Virgen enlutada y Jesús Resucitado en la playa de La Ribera. A hombros del equipo de traineras, La Dolorosa salió de la capilla de la Concepción en dirección a Samarincha, mientras que la talla del Resucitado lo hizo del templo parroquial de Santa María hacia la rambla del Reloj. Una vez en la arena, la Madre se encontró con su Hijo. Los porteadores de la Virgen y el abanderado del pendón con el que se le hace la venia a La Dolorosa, el remero César Rodríguez hicieron tres genuflexiones. En la última, el deportista efectuó tres banderazos a ras de arena, pero sin tocarla, lo que representa buena suerte para la temporada de pesca.

Una hora antes, en Candás, comenzaba la procesión del Encuentro, formada ante la Cofradía de Pescadores. La imagen de la Virgen del Rosario, porteada por hijos de marineros, fue trasladada hasta el lugar de El Encuentro, delante del edificio del antiguo Consistorio. Con el rostro cubierto con el velo negro, los fieles vivieron con fervor el reencuentro con su Hijo, y la posterior retirada del velo a la Virgen. 'La Salve marinera' supuso el cierre emotivo de los actos.

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