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El coro, en el que destacaron las voces blancas, tiene su gran momento en el 'Va, pensiero'. FOTOS: MARIETA

Canto a la libertad desde el Palacio Valdés

Las voces y la orquesta, con buenos intérprestes y músicos, fueron lo más destacado de la función de anoche en AvilésEl teatro acogió ayer una aplaudida representación de 'Nabucco' ambientada en el Oriente Medio actual

RAMÓN AVELLO

AVILÉS.

Sábado, 28 de octubre 2017, 03:55

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Nabucodonosor, rey de Babilonia y terror de los hebreos, inspiró a Verdi lo que sería su primer gran éxito como operista, 'Nabucco'. Verdi vio en esta historia bíblica un fondo universal, en el que se entremezclan la lucha por el poder, el fanatismo ideológico, el ansia de libertad y la nostalgia de una tierra perdida. Ayer, en el Teatro Palacio Valdés, producciones Telón representó esta ópera coral que constituye un canto a la libertad. El director de escena Ignacio García, con la escenografía de Alejandro Contreras, trasladó la acción a la actualidad, insertando la historia en la guerra entre el Estado Islámico y Occidente. El escenario representa la ciudad de Palmira y se enriquece con proyecciones sobre pantallas rectangulares, dando un cierto juego de movimiento y también explicando la acción, como cuando sabemos que estamos en el templo judío porque aparecen la estrella de David o el candelabro.

Pascual Osa, al frente de la Orquesta Filarmonía, realiza una labor muy coherente tanto en tiempos como en dinámica. La orquesta es restringida, pero tocan todos bien, con muy buena afinación. Respecto a los coros, podríamos hablar de una pequeña descompensación entre las voces de hombres y mujeres, bastante mejor las voces blancas, a veces un poco cortas las viriles, salvo números muy especiales como el 'Va pensiero', en el que se lucieron.

Todos los cantantes actuaron con corrección, especialmente en los numerosos concertantes. Especialmente nos ha gustado María Ruiz como Abigaille, tanto por el timbre, el color de la voz, como por la seguridad en los saltos vocales, su sentido dramático -como actriz también funciona muy bien- y por una gran belleza en la emisión. Sorprendió el tenor Javier Agulló, como Ismael, muy joven, con una gran potencia vocal y una emisión muy lírica. El barítono Manuel Mas interpreta a un Nabucco correcto. Tiene ese color apropiado para la obra y se reservó para el final, pues realizó unos gran tercer y cuarto actos. José Antonio García, como Zacarías, gran sacerdote de Israel, hace su papel con seguridad, firmeza. Finalmente, Pilar Belaval, como Cenema, es una voz a la que quizá le falta un poco de grave para mezzo, pero la manejó con elegancia y fluidez. El público llenó el Palacio Valdés, que celebra el 25 aniversario de su reinauguración, disfrutó de la ópera y aplaudió generosamente la propuesta en Avilés.

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