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Rafael Piqueras se dirige a los asistentes al foro, junto a Pablo Junceda y Antonio Tuñón.
Enagás cree que «no hay perspectivas» de poner en funcionamiento la regasificadora

Enagás cree que «no hay perspectivas» de poner en funcionamiento la regasificadora

El secretario general de la compañía, Rafael Piqueras, no espera cambios a corto plazo y atribuyó a una «mala planificación» que «esté cerrada desde el momento en que se hizo»

AIDA COLLADO

Domingo, 5 de octubre 2014, 01:07

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El secretario general de Enagás, Rafael Piqueras, hablaba ayer en Asturias junto a otros ponentes sobre la importancia de los sectores regulados en la economía española y lo cierto es que no se anduvo por las ramas. «En general, el planificador español ha regulado muy mal», lanzó. Esto no se ha traducido únicamente «en aeropuertos vacíos», también en lo ocurrido con infraestructuras como la regasificadora de El Musel, «una planta nueva, con un coste de 400 millones, que está cerrada desde el mismo momento en que se hizo». Piqueras evidenció que en vista del actual consumo de gas «la nueva regasificadora no ha hecho falta». Fue un paso más allá: hoy por hoy, no ve en el Gobierno central «perspectivas» de ponerla en funcionamiento.

La compañía avanza en los trabajos de construcción del gasoducto El Musel-Llanera, que la conectará a la red nacional y, tal y como confirmó ayer Piqueras, antes de final de año la dejará lista para «cuando el Consejo de Ministros considere oportuno». Dicho de otra forma, técnicamente, podría arrancar «en dos meses». Pero nada indica que vaya a ser así. Podría, eso sí, dársele otro uso que el pensado en origen y que no es la primera vez que se pone encima de la mesa: «Empieza a haber nichos de mercado para almacenar gas licuado (GNL)».

Tras la «mala planificación» acometida tiempo atrás -de la que el secretario general de Enagás responsabilizó más a los gobiernos y administraciones que a la Comisión Nacional de Energía-, «ahora estamos viviendo una situación de corrección regulatoria». En su opinión, los errores del pasado deben de ser solucionados. «¿Si tenemos paralizada una planta en Gijón vamos a construir una nueva? Ya no hacen falta más infraestructuras, salvo en Canarias y las conexiones con Francia». En este sentido, se mostró más que convencido: «El sistema gasista español ya está perfectamente maduro».

Pero el último susto por la crisis ruso-ucraniana en la península de Crimea, que causó algunos cortes de suministro en Europa, «fue mayor que los anteriores» y el viejo continente sabe que «lo razonable sería que hubiese más interconexiones desde el Sur. España podría ser «el portaviones» europeo y para ello cuenta con dos gasoductos y seis plantas en funcionamiento. «Lo que no hay son tubos que nos unan con Francia», lamentó.

Debate económico

En un marco más teórico, Piqueras se refirió a la intervención de los poderes públicos en el sector, durante su ponencia en la que fue la II edición de los diálogos organizados por el bufete Cremades & Calvo-Sotelo y el Club Palacio de Luces, que se celebraron en el hotel del mismo nombre. Defendió un «término intermedio entre el liberalismo rabioso y la regulación soviética, pero siempre justificado». Así, aseguró que la Administración «tiene que influir lo menos posible en la economía y dar la mayor libertad posible, aunque no suele ser así». Pidió una regulación «técnicamente correcta y estable», tras recordar que «esta es una de las principales preocupaciones de los inversores internacionales».

En este mismo marco, el presidente de Inverbatán, Antonio Tuñón, se refirió al sector petrolífero que, según dijo, «está razonablemente liberalizado y bastante bien regulado, ya que ahora el regulador solo interviene en las labores de vigilancia». Afirmó que pese a la percepción en el mercado es que «la gasolina es cara, hay muy poco margen para bajar los precios». Vaticinó que la demanda de petróleo seguirá cayendo -«el 70% del consumo va para el transporte y los coches cada vez gastan menos»-, pero que las empresas «se acomodarán a esas necesidades, por lo que no atisbamos grandes problemas en el futuro».

Por el contrario, mantuvo, en el sector eléctrico la demanda seguirá aumentando, pero «la energía la vamos a pagar. Ya sea por los errores del Gobierno o por temas medioambientales, será cada vez más cara y no la va a pagar Enagás, sino los consumidores».

Más tarde, las jornadas cambiaron de tercio y pusieron sobre la mesa un nuevo tema de debate: 'La regeneración de la marca España tras la crisis'. Fue el exministro del Interior y exeurodiputado del PP Jaime Mayor Oreja el encargado de abrir fuego: «La marca España es un producto necesario, pero España es, por encima de todo, una nación y hoy esa nación está mal». «Cada semana», completó, «nos llega un sartenazo para entender la profundidad» de una crisis que, insistió, «va más allá de los radares económicos». Mientras en España, adujo, se ha producido «un 'vista a la izquierda', en otros países como Francia, Italia o Gran Bretaña, ha habido un 'vista a la derecha'. Pero ninguno de ellos van a solucionar la crisis». En esta situación y como parte de la crisis, avisó, «es inevitable la emergencia de frentes como el nacionalismo, lo que sí se puede evitar es que esos frentes asuman parte del poder». Porque es la debilidad de su concepto como nación, «como vieja nación», por la que España «ha sufrido los mayores ataques contra su unidad». Dicho de otro modo: «A la crisis de valores común y compartida en Europa se suma la crisis de la nación en España». Así, alertó de tres riesgos inmediatos: «el frente popular, que ahora tiene la oportunidad de avanzar en las elecciones locales; la fractura y ruptura abierta del territorio, con el intento de municipalizar la independencia, y la crisis moral». Y zanjó: «No es verdad que aquí haya habido una incomprensión de los gobiernos del PSOE o del PP hacia el País Vasco o Cataluña. Ha habido de todo menos maltrato a estos pueblos». Entonces, ¿hasta cuándo avanzará el nacionalismo, que pasa de la autonomía a la autodeterminación y, por último, a la ruptura? Pues «hasta que vean que pueden perder lo conseguido en su primera etapa».

El embajador de Colombia en España, Fernando Carrillo, puso por su parte de relieve que «todos los atributos de la marca España (cultura, actividad empresarial o infraestructuras) tienen su mejor escenario para crecer en Iberoamérica. Lo hizo antes de la intervención del exeurodiputado popular José Ignacio Salafranca y de que el expresidente del Parlamento Europeo, el socialista Enrique Barón, clausurase el foro.

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