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Javier Vega de Seoane, en su despacho de Madrid, ante un cuadro obra del artista asturiano Hugo Fontela. IÑAKI MARTÍNEZ
«Asturias tiene que aspirar a dejar de recibir ayudas del Estado para aportar, que es sano»

«Asturias tiene que aspirar a dejar de recibir ayudas del Estado para aportar, que es sano»

Javier Vega de Seoane, presidente del Círculo de Empresarios: «Las empresas, a veces, no encuentran en el mercado la gente con la formación que necesitan; hay una desconexión tremenda»

SUSANA BAQUEDANO

GIJÓN.

Domingo, 1 de octubre 2017

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Nació en San Sebastián en 1947, porque su madre y su abuela eran donostiarras, pero su adolescencia transcurrió entre Lieres, donde su padre era director de mina; Gijón, donde estudió, y La Isla, donde el presidente del Círculo de Empresarios -entidad que acaba de cumplir su 40 aniversario- sigue disfrutando cada verano. Javier Vega de Seoane se siente «muy asturiano», pero también «vasco» y «español», porque «podemos compatabilizar varios sentimientos a la vez, ¿no?». Por eso, el también presidente de Gestlink, del grupo DKV, y de la de la asociación APQ (Asturias Patria Querida), tiene previsto asistir a la manifestación que se celebra hoy en Madrid -donde reside- para «manifestarme a favor de los catalanes y a favor de España, a favor del Estado de Derecho».

-¿Por qué cree que ha estallado ahora el problema catalán?

-Es una situación muy compleja. Hay varios asuntos de fondo. Uno es la educación, y no me refiero a la lengua catalana, que es patrimonio de todos los españoles y todos la debemos proteger. Me parece muy bien que en Cataluña incentiven el catalán. No me preocupa la lengua, sino los contenidos, que en la escuela se estén mamando sentimientos antiespañoles. Por parte de algunos ha habido poca lealtad y han ido induciendo una dinámina de desafección contra el resto de España. Por otra parte, algunos medios de comunicación han estado en manos del nacionalismo, y luego está la corrupción y otros intereses. Pero el elemento principal es el emocional. Había un sustrato de un 20% de independentismo radical, que con mucha astucia, ha aprovechado una situación de crisis y de desafección general de la ciudadanía hacia los poderes públicos y los líderes, para plantear un proyecto que es inviable, malo para España, pero mucho peor para Cataluña. Lo que me sorprende es que quienes gobiernan Cataluña dividan a los catalanes. Es que se han cargado la unidad. Hay un ambiente irrespirable.

-¿Qué se ha hecho mal?

-Cuando hemos llegado hasta aquí, seguro que es porque todos hemos hecho las cosas mal. Lo que está claro es que ellos han gestionado muy bien las emociones y nosotros, muy mal. Porque nuestro proyecto es mejor y, sin embargo, ellos han ido ganando participación en el mercado. Lo fundamental no es criticar lo que se ha hecho mal, sino animar al Gobierno para que utilice todas sus capacidades y el Estado de Derecho esté por encima. Y que nadie, por muy Puigdemont que sea, pueda interpretar las leyes a su manera.

-Usted ha propuesto un sistema de financiación autonómica que contemple un esquema que exija a las comunidades autónomas receptoras de fondos la implementación de reformas, de forma que las regiones no reciban ayudas «gratis y sin condiciones».

-No se trata de arreglar ahora la situación dándoles cosas a los catalanes. Hay un problema de España entera. Tenemos un sistema que no funciona y la media de los políticos no tiene la calidad que requieren las circunstancias y están muy ensimismados en lo que ocurre en sus centros de poder. Creo que tenemos que relanzar el proyecto que tuvo España en la Transición, que a todos nos ilusionó, y hay que repensarse el tema de la financiación. Aquí hay solo comunidades que aportan. Sería bueno tener un sistema solidario, donde todos tengamos las mismas oportunidades de educación, sanidad, etcétera. No puede ser que las comunidades receptoras, menos ricas, reciban ayudas sin límites y sin condiciones.

Los deberes de Asturias

-Pues ahí estaría Asturias.

-Efectivamente, mi querida Asturias estaría ahí. Tendríamos que hacer los deberes. Europa nos dio muchas ayudas a España, pero nos exigió reformas estructurales. Las comunidades que reciben tienen que ponerse las pilas y ser ambiciosas, aspirar a dejar de recibir ayudas para ambicionar poder aportar, que eso es sano.

-La reforma educativa ¿es otra asignatura pendiente de este país?

-Es, sin duda, la más importante. Estamos en un mundo que se transforma a toda velocidad y tenemos una Universidad parada, en el pasado, que está generado unas hornadas de chicos que salen al mercado laboral y se encuentran desconectados de lo que el mercado demanda. En España tenemos un 30% de universitarios y un 20% de formación profesional, mientras que en los países adelantados hay un 60% de FP dual, que combinan los estudios con prácticas en las empresas. Así, en un país con casi un 17% de paro, las empresas a veces no encuentran en el mercado la gente con la formación que necesitan. Hay una desconexión enorme.

-Dicen los expertos que España no saldrá de la crisis hasta que no recupere el empleo perdido y los salarios.

-Es cierto que hasta que no haya empleo y recuperemos salarios, esto no está resuelto. Pero hay que priorizar. Lo más importante es el empleo, porque lo que es horrible es estar sin trabajo y desconectado de la sociedad. Creo que es mejor tener un salario, aunque no sea muy bueno, porque una vez metido en el campo de juego, puedes ir creciendo en la compañía. La tesis del Círculo de Empresarios es que España, que necesita mejorar su situación competitiva no puede tener una estrategia a base de salarios bajos. Sería una estrategia errónea, pero hay que subir salarios de forma acompasada a la productividad.

-El escaso tamaño de las empresas es un problema común en España y en Asturias que dificulta la competitividad.

-Los salarios bajos se concentran en las empresas más pequeñas. Hay que que hacer un gran esfuerzo para facilitar el crecimiento.

-¿Conoce lo que ocurre en Duro Felguera?

-Lo sigo con mucha pena. Está malita. Otras empresas han aprovechado la crisis para internacionalizarse y crecer. En Duro seguramente no habrá habido una gestión como es debido.

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