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Uría, 31. Las llamas arrasaron la tienda de ropa Andén 31, en la calle Uría, a principios de la década de los 90, como destaca ‘El fuego en Oviedo’.

La misma historia cien años atrás

En 1899 un incendio en Melquíades Álvarez se propagó a Uría por la falta de medios

CECILIA PÉREZ

Domingo, 10 de abril 2016, 01:55

«No basta tener veinte hombres dispuestos a exponer su vida en defensa de los intereses del vecindario. Es preciso dotarlos de material suficiente y, sobre todo de una organización verdadera, para que no se malgasten sus fuerzas y sean de mayor utilidad sus trabajos». Estas declaraciones, recogidas en el diario 'El Carbayón', no se refieren al incendio del pasado jueves que asoló el edificio número 58 de la calle de Uría y acabó con la vida de un bombero. Su contexto hay que buscarlo hace 117 años, en 1899. Lo que ocurrió el 8 de enero de ese año asusta por las semejanzas con lo sucedido esta semana, en pleno siglo XXI. Se podría resumir así: un incendio en el mismo lugar, el centro de la ciudad, y con iguales dificultades por la falta de agua y medios para atajar un fuego. «Hay muchos puntos de la población en los que la falta de presión impide que alcance gran altura el agua lanzada por las mangas», denunció 'El Carbayón' en la crónica que recogía lo sucedido y que plasma el libro 'El fuego en la ciudad de Oviedo. Historia del Cuerpo Municipal de Bomberos (1859-1999) de José Manuel Torres Ruiz, actual jefe de Bomberos de Oviedo.

Ocurrió un martes, hace más de cien años: en el piso alto del número 13 de la calle de Portugalete, la actual Melquíades Álvarez, se originó un incendio que, según las crónicas de la época, trajo en jaque a todas las autoridades municipales. El alcalde de entonces, Carlos Berjano, temía que se propagara a otros edificios y provocara una tragedia en pleno centro de Oviedo. La envergadura de las llamas y el fuerte viento que soplaba ese día así lo hacía presagiar. Y sucedió. El fuego se extendió y acabó por alcanzar al número 54 de la calle de Uría. Lo mismo que ocurrió el jueves 7 abril. La única diferencia, que ese día el fuego se originó en Uría y se propagó a Melquíades Álvarez y en 1899 fue a la inversa.

Ese incendio del pasado comenzó a las diez de la mañana. A las once y media de la noche aún no se había extinguido. A esas horas ya nada quedaba del tejado ni de las cuatro plantas del edificio. Las fuertes llamas alcanzaron al 54 de la calle de Uría. La propagación del fuego tuvo una única causa: la escasez de agua con el añadido de la baja presión. Esto impidió que no se pudiese hacer uso de ella en los pisos superiores. Otra semejanza más con el incendio de este jueves.

Juan Miguel de la Guardia fue el arquitecto del edificio colapsado esta semana. Databa de 1889, diez años antes del incendio que ocupa este reportaje. Pero hay más. De la Guardia fue el encargado de presentar un informe sobre el siniestro. Lo leyó en la sesión municipal ordinaria del 3 de marzo de 1899: «Teniendo en consideración la escasez de aguas con que cuenta el abastecimiento de la población, la escasa presión disponible, la frecuencia con que desgraciadamente se suceden los incendios y las dificultades de acudir al servicio de extinción de los fuegos con el deficiente y antiguo material de que consta el parque del municipio expone la urgente necesidad de subsanar los inconvenientes y deficiencias advertidas». La Corporación aprobó el informe.

Pero hubo más. El gran incendio que asoló la ciudad se produjo la Nochebuena de 1521. Se inició en un horno de la calle de Cimadevilla y se extendió hasta lo que hoy es Gascona. «Quemó la ciudad de Oviedo», describió en aquel entonces el canónigo de la Catedral, Tirso de Avilés. A los vecinos se les impuso las tareas de limpieza, desescombro y seguridad y se prohibieron los hornos dentro de la urbe. Siglos después, el 12 de julio de 1893, desapareció por completo el Teatro-Circo de Santa Susana, pasto de las llamas. En 1906, en pleno día de San Mateo, una chispa del proyector del cine de La Escandalera provocó un incendio que convirtió la plaza en una «pira funeraria». Cinco años después, la cúpula del edificio del Banco Asturiano se vino abajo tras otro fuego. A finales de los años 20 se libraron más batallas contra las llamas. Desde la calle Pidal a Jovellanos, Uría, Melquíades Álvarez o Fray Ceferino. Hasta llegar a la Revolución del 34 y a la guerra civil, cuando hubo muchos incendios, pero las causas fueron otras.

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