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Más que compañeros, como una familia

«Esperábamos una nueva etapa y muchas de nuestras demandas nunca llegaron y eso crispó el ambiente», reconoce un bombero

IDOYA REY

Lunes, 11 de abril 2016, 01:22

Hace tan solo un mes Victor Naves, 'Viti', para sus compañeros, se jubiló. Era el veterano del cuarto turno, quien les cocinaba y siempre gastaba bromas en la que es su segunda casa. El sábado acudió con otro semblante a despedir a su compañero Eloy Palacio, iba a ese momento que nunca hubiera querido vivir. Hace unos años, en 2012, EL COMERCIO visitó el cuartel de Rubín para conocer de cerca la vida en familia de los bomberos, de ese cuarto turno al que permanecía Eloy. «Mi padre formó parte de una compañía que perdió a un compañero en una intervención en el antiguo Matadero. Es una profesión de riesgo, pero nadie quiere pasar por eso», decía 'Viti' entonces. El pasado jueves le tocó vivir el peor de los tragos.

Ese día estaba allí, a pie del incendio. El bombero recién retirado se acercó hasta Uría. Estaba siguiendo todas las noticias sobre el grave fuego que trepaba por los pisos del número 58 y no podía quedarse esperando en casa: eran sus compañeros, su familia, quienes estaban combatiendo las llamas, quienes se estaban jugando la vida. Celestino, otro bombero que pasaba por allí, por Uría, se quedó a trabajar. Los compañeros le subieron un chaquetón y agarró la manguera como el resto. Hizo lo mismo que Eloy, quien se dejó la vida tratando de que las llamas no se propagasen. Fue el primero en acudir ante la llamada en busca de refuerzos, en busca de apoyo a los compañeros que no daban abasto para controlar el incendio.

Siempre falta de personal

En ese día a día de los bomberos, había compadreo y mucha tarea a realizar: revisión de los vehículos, de las herramientas, que deben estar siempre perfectamente colocadas, cursos de formación como de excarcelación en accidentes de tráfico, recepción de visitas escolares y todas aquellas tareas que se han incorporado a la extinción de incendios. Cada vez más tareas, aunque la plantilla no aumenta. Es una de sus principales demandas, algo que reclaman prácticamente desde la existencia del cuerpo de Bomberos. Pocos años después de su creación, las frustradas peticiones de material y herramientas hicieron peligrar su supervivencia. Hubo una propuesta de disolución en 1877. Años más tarde también se llegó a plantear una nueva compañía paralela a la existente y formada íntegramente por voluntarios, pero la falta de material para ese equipo de refuerzofrenó su creación.

«La falta de soluciones generó una tremenda crispación y división entre los compañeros. Esperábamos una etapa más tranquila, que no llegó nunca», describe uno de los compañeros de Eloy, en un turno que a la jubilación de 'Viti' suma tres bajas de larga duración de compañeros por enfermedades. Nadie niega esa falta de personal. El concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, lo dijo alto y claro este fin de semana: «Tenemos muy pocos bomberos». Ya lo había dicho antes, hace apenas un mes, durante la fiesta homenaje a los Bomberos que ocuparon la plaza de La Catedral para mostrar su trabajo, para mostrar todo lo que hace esa familia.

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