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Los agentes de la Policía Científica ayer en el escenario del incendio dispuestos a recoger pruebas.

La investigación apunta a que el fuego de Uría fue accidental y se aceleró por los materiales

La Policía Nacional prosigue recabando indicios sobre el origen del incendio y sobre las características de la construcción

IDOYA REY

Martes, 19 de abril 2016, 03:10

Conocer las razones por las que un fuego aparentemente inofensivo terminó con un edificio derruido y otro gravemente afectado, con unas impresionantes llamas circulando por vídeos y fotos de los desconcertados testigos, es uno de los retos que tiene entre sus manos la Policía Nacional en su investigación. Los agentes de la brigada Científica llevan días recabando pruebas en la zona del incendio para determinar el origen del fuego, que en principio parece accidental, y sobre todo por qué se volvió incontrolable.

El propio jefe de Bomberos, José Manuel Torres, declaró tras el suceso que «había algo más» en el incendio. Tras 30 años de experiencia en el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento de la ciudad, no había visto unas llamas que se extendieran con tanta rapidez ni que tuvieran semejante virulencia. La investigación sigue abierta, con los agentes trabajando sobre el terreno, pero a falta de concluir el caso todo apunta «a un incendio accidental que se propagó muy fácilmente por los materiales de la edificación», explicaron ayer fuentes del caso.

Los agentes deberán determinar si existía algún defecto en la construcción y si la rehabilitación que se desarrolló en el año 2000 cumplió con toda la normativa vigente. El uso de materiales acelerantes podrían ser la clave para las responsabilidades de las compañías de seguros. Las mismas fuentes indican que podrían haberse inyectado materiales en las vigas para actuar contra la carcoma que hicieron propagarse las llamas con esa inusitada fuerza.

La Policía Científica visitó ayer de nuevo la zona cero del incendio con focos y material para tomar fotografías. Accedieron al portal 56 y pasaron parte de la mañana trabajando sobre el terreno. Hace unos días, el pasado jueves, los agentes ya habían visitado el escenario del incendio para estudiar la situación, ver las pruebas que podían tomar, evaluar los riesgos de trabajar en el área acordonada y sobre todo, para advertir al Ayuntamiento de que nadie alterara los restos que dejó el incendio, que nadie contaminara el escenario. Ellos serán los primeros en entrar en el solar, una vez que la fachada esté completamente asentada, para continuar sus indagaciones. Han ordenado también que los escombros, cuando se retiren, se depositen en un almacén concreto y custodiado.

Hasta ahora el incendio ha sido atribuido a un fallo eléctrico. Fue una empleada del hogar la que avisó a la Policía Local el jueves 7 poco después de las 11.30 de la mañana. Habló de unas chispas que salían de un halógeno y del humo que invadía la vivienda, en el número 58 de la calle Uría. Cinco horas después, el edificio se venía abajo, arrastrando a los dos bomberos y dejando miles de kilos de escombros.

Dos investigaciones

La Policía Nacional mantiene dos líneas de investigación abiertas. Una sobre el origen y propagación de las llamas y otra sobre elsobre la muerte violenta de un trabajador, Eloy Palacio, el bombero que perdió la vida en el derrumbe del edificio. El fallecido se había bajado de la cesta de la autoescala con su compañero Juan Carlos Fernández, 'Cuni', para intentar sofocar las llamas de un archivador en la buhardilla del edificio del número 58 de la calle Uría.

Diferentes mandos y participantes en el dispositivo han pasado ya por la comisaría para prestar declaración. Entre ellos, el jefe de Bomberos, José Manuel Torres, quien declaró dos veces. También ha ofrecido la versión de los hechos 'Cuni', el bombero herido. El lesionado relató a sus compañeros como tras horas intentando controlar el fuego decidieron dejar la cesta de la autoescala para combatir las llamas de ese archivador que les tenía extenuados. Bajaron sin agarre y justo en ese momento el edificio colapsó llevándose a ambos bomberos.

Ese testimonio en primera persona es el contexto con que trabajan los investigadores que también escucharon la declaración del delegado de prevención de riesgos laborales del cuartel de bomberos, Miguel Ordóñez. El agente denunció en rueda de prensa fallos en la coordinación del operativo para extinguir el fuego. «El incendio de Uría es la crónica de una muerte anunciada», denunció públicamente el bombero.

A estas dos investigaciones policiales se suman las indagaciones que realiza el Ayuntamiento y que el pasado viernes desembocaron en una resolución de Alcaldía para denunciar ante la Policía Nacional y ante el Juzgado de Instrucción 2, encargado de las diligencias, un supuesto «sabotaje» en la base de datos de la red de bocas de riego e hidrantes.

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