Zapatero estafa a los pensionistas
JOAQUÍN ARÉSTEGUI
Domingo, 21 de noviembre 2010, 03:27
Si un gobierno es capaz de darte todo lo que pides, lo es también de quitarte todo lo que tienes». Encabezo este artículo con ese acertadísimo dicho sin paternidad reconocida porque creo que se adapta perfectamente a la actitud que José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido con los españoles, especialmente en esta legislatura. Si la comenzó negando la crisis económica y llamando antipatriotas a los que advertíamos de su llegada a España, si la comenzó regalando en plena campaña electoral 400 euros a todos los cotizantes a Hacienda (no a los más desfavorecidos) y despilfarrando dinero público, dando a diestra y siniestra ayudas: cheque-bebé, adquisición de vivienda, de coche, quitando el impuesto de patrimonio a los más pudientes, tirando 20.000 millones en planes municipales de obras que nadie le había pedido..., nos encontramos con que, a la vuelta de la esquina, cuando ya no se pudo ocultar la gravedad de la crisis, cuando desde la Unión Europea y Estados Unidos se le llamó severamente la atención y se le exigió la adopción de medidas urgentes, contundentes y creíbles, Zapatero pasó de la primera parte de la frase a la segunda: a la mayor política de recortes sociales y a medidas que van directamente al empobrecimiento de los ciudadanos y del país. Empezando por los que menos tienen.
Primero, suprimió todas las ayudas que había dado: 400 euros y otras ayudas para la compra de todo. Después, pasó a subirnos los impuestos a todos a través de un incremento de los impuestos indirectos como el IVA, que pagan todos los ciudadanos al consumir, trabajen o estén en el paro, cobren lo que cobren, mileuristas o millonarios. Más tarde, subiendo las tarifas de consumos imprescindibles como la luz, y, por último, recortando los sueldos a los funcionarios y congelando las pensiones. Quizás esta última medida, además de injusta, sea lo más escandalosa.
Los pensionistas son la parte más débil del entramado social. Carecen de capacidad de reacción, de movilización. Son personas, millones de personas, que ya han finalizado su vida laboral y ya no se valen por sus propios medios. Dependen del Estado, en quien han depositado su confianza y sus cotizaciones, y a lo único a que aspiran es a que el resto de su vida discurra sin sobresaltos y sin mayores temores en lo material.
Precisamente, ese millonario grupo de personas es a quien Rodríguez Zapatero se dirigía todos los años en la fiesta minera de Rodiezmo para iniciar el curso político. Y ahí, en ese mismo escenario, anunciaba todos los años subidas en las pensiones. Por supuesto, omitía varias cosas.
Primero, que la revalorización automática de las pensiones adecuándolas a la subida del Índice de Precios al Consumo (IPC) anual, así como la paga compensatoria de comienzos de año, era posible gracias a una ley que aprobó el Partido Popular cuando gobernaba.
Segundo, que esas revalorizaciones estaban y están haciéndose a costa de las propias cotizaciones de los pensionistas. El Gobierno, incumpliendo el Pacto de Toledo, que obliga a aportar dinero de los Presupuestos del Estado, lo está haciendo a través de los propios ingresos de la Seguridad Social.
Y, por último, que eso solo valía para los tiempos buenos, cuando pintaban oros. Cuando las cosas iban muy bien, gracias a la extraordinaria herencia económica que dejó el Partido Popular, había para todos. También para los pensionistas. Pero cuando la cosa se torció, cuando pintaron bastos, los principales paganos de la crisis son. los pensionistas. Los más débiles.
Ahora hay que ahorrar 1.500 millones de euros a costa de ellos. Justo cuando la Seguridad Social -de donde se pagan las pensiones- ha tenido un superávit de 8.000 millones y este año se calcula que será de 4.000. Y con un Fondo de Reserva de las Pensiones, creado por el PP, de 60.000 millones de euros.
En vez de recortar partidas escandalosas o tomar medidas más complejas, se prefiere ir a lo fácil. Estos días hemos leído cómo el déficit de las televisiones autonómicas supone el doble de lo que se quiere ahorrar con la congelación de las pensiones.
Se prefiere ajustar cuentas con los débiles. Los casi 300.000 asturianos que viven de sus pensiones van a ver cómo se reduce su capacidad adquisitiva entre los 125 y los 700 euros al año. Perderán todos dinero. Los pensionistas con incapacidad permanente perderán cerca de 350 euros al año, como los de jubilación. Los de viudedad perderán 150 euros anuales. Excepto los perceptores de pensiones mínimas, todos cobran menos. Si a ello le sumamos los efectos de la subida, de las modificaciones fiscales, de la supresión de los 400 euros, etcétera, los pensionistas asturianos perderán de media casi 900 euros al año.
Es la primera vez en quince años que los pensionistas perderán poder adquisitivo. Y eso no es lo peor. Por primera en quince años, los pensionistas perderán la seguridad de que sus pensiones se revaloricen automáticamente. Volverán a ser un colectivo vulnerable y al albur de las decisiones políticas del momento, porque Rodríguez Zapatero se ha cargado el Pacto de Toledo. Un retroceso social gravísimo.
Al menos ya no volveremos a ver a Zapatero en Rodiezmo timando a los pensionistas.