Las religiones del deporte
El Oviedo Baloncesto cuenta en su plantilla con un mormón, Leduc y un musulmán, Diarra En Asturias conviven deportistas cristianos, musulmanes, evangélicos, mormones y hasta budistas
IVÁN GIL
Viernes, 25 de noviembre 2011, 09:22
La finca de Carlos Barbón se llama 'el sendero del Buda'. Es más un lugar de meditación que un lugar de recreo. Nadie diría que este exjugador del Vetusta pasa allí horas buscando respuestas a un mundo globalizado y, a la vez, materialista. Abrazado a la religión budista desde hace años, a Carlos le llegó la llamada tras leer «muchos libros de filosofía y casi todo lo que caía en mis manos sobre religión».
Budistas, musulmanes, evangélicos, mormones.... El deporte asturiano es un crisol ya no de nacionalidades, sino también de religiones, que conviven con total armonía cada fin de semana. La vida de estos deportistas transcurre entre sus costumbres religiosas y los entrenamientos. Todo es cuestión de voluntad y de fe.
Un budista en la Pola
Carlos Barbón tenía sólo 20 años y entrenaba en ocasiones con la primera plantilla del Real Oviedo. Pero jamás llegó a debutar. El budismo pudo más que el fútbol. «No son incompatibles pero la metodología de control mental y espiritual que tiene esta religión es más proclive a los deportes individuales», asegura. «Siempre me ha gustado hacer deporte. Creo que he estado en casi todos los ámbitos deportivos: submarinismo, preparador físico, entrenador de fútbol...». A los 40 años se decantó por el tiro con arco. «El sacrificio es disciplina y, eso, se aprecia tanto en el deporte como en la religión», comenta Carlos, que ha ido aplicando una relación a su vida diferente a la que practican sus vecinos de Pola de Siero. «Están encantados con nosotros y con el centro budista. Tenemos una relación muy buena basada muchas veces en el trueque», reconoce entre risas.
El budismo, afirma, le ha servido para tener un control de su vida que nunca nadie le había enseñado. Ya retirado, perteneció durante 22 años a Cuerpo Nacional de Policía como desactivador de explosivos. Y, en un muchos momentos, el control de la mente resultó determinante.
El de Carlos no es el único caso, quizás el más curioso pero no el único, en Asturias religión y deporte no están reñidos y en muchos casos hasta se complementan.
Un pastor en la melé
John Contreras es un californiano, de 39 años, que aterrizó en Gijón en 2005, lo hizo con la idea de expandir la iglesia evangélica por la ciudad. Poco o nada conocía este pastor de la Villa de Jovellanos. Al fin y al cabo, su misión principal era «evangelizar». Ni por asomo pensó que, en un país totalmente futbolero y en una ciudad como Gijón, a algún loco podía atraerle otro fútbol. Aquel que se juega con casco y almohadillas en todo el cuerpo. El fútbol americano.
«Cuando encontré al Gijón Mariners, fui feliz. Era una manera de estar en contacto con Estados Unidos», recuerda John.
Jugó en el equipo cinco años y, en 2010, entró a formar parte del cuerpo técnico. John ofrecía una imagen sorprendente: primero con los hábitos de pastor y, a las pocas horas, haciendo bloqueos a los rivales. «El fútbol americano es un deporte agresivo pero nada violento», apunta este californiano. «Mi labor en el equipo es la de apoyar técnicamente, no trato de imponer mis ideas religiosas, aunque en esencia sí que los valores que predico son aplicables a un equipo semiprofesional como los Mariners», añade
Lo que sí logró John Contreras fue que a los partidos de los Gijón Mariners acudiesen los seguidores de sus homilías. «Primero escuchaban el sermón y, acto seguido, a la Laboral a ver al pastor en la melé», comenta John.
Cura y entrenador
Ahora es una imagen en extinción. Pero, en los años 70 y 80, era habitual que un sacerdote se encargara, a veces con sotana incluida, de los entrenamientos futbolísticos de los escolares. Hoy en día no abundan, pero aún quedan religiosos que emulan a Mourinho y Guardiola. Es el caso de José Antonio Quintana, del Colegio de La Inmaculada de Gijón. Trabaja como profesor de religión, lo que compagina con su responsabilidad como entrenador del equipo infantil.
«Hay que dividir las facetas. Cuando soy profesor no soy entrenador y a la inversa». El fútbol, en cualquier caso, ha estado unido siempre a Quintana desde sus tiempos como misionero en Brasil hasta más recientemente en el barrio de Tetuán en Madrid donde aplicaba la práctica del balompié a los chicos en riesgo de exclusión.
Surfista para Cristo
«Mi máxima relación con Dios es cuando cojo olas». Lo afirma Hiucif Rahim. Este brasileño llegó a Asturias en el año 96 invitado por un asturiano al que conoció cuando surfeaba en Hawai. Las olas son su vida. Lo que más le gusta es surfear al amanecer con su familia y, así, dice, mantener una estrecha relación con Dios. « Se lo debemos todo, ya que el ha sido el creador de las olas». Pertenece a la Asociación Cristiansurfer, una agrupación cristiana apoyada en el surf, que se relaciona con Dios a través del deporte.
Hiucif no es solo surfista, construye tablas en su taller de Mareo. También es profesor de este deporte que enseña de una manera especial basada en la esencia de los surferos cristianos. Un enamorado de Gijón que de momento no tiene en mente volver a Santos, su ciudad natal.
Los menús del Ramadán
Mamadou Diarra se presenta como musulmán. Aterrizó en Oviedo hace dos meses para jugar al baloncesto. Natural de Mali, a sus 25 años ha pasado en Francia y Estados Unidos. Nunca ha tenido nunca ningún problemas en las concentraciones que coinciden con el ramadán. «Siempre te encuentras judías o vegetales en el menú». Se adapta y a nadie le extraña que de vez en cuando Diarrá desaparezca para cumplir con sus obligaciones religiosas.
El sueño de ir a La Meca
Totalmente adaptado a Asturias está también Pape, un arbitro de voleibol senegalés cuyo sueño es ir a La Meca, algo que hará «en cuanto tenga unos euros».