Los pozos mineros avanzan hacia una segunda vida de la mano del turismo y la tecnología

Con una inversión inicial de tres millones de euros, procedentes del Fondo de Transición Justa, se está transformado este pozo en un centro de procesamiento y almacenamiento de datos. Sekuens, Hunosa y la Universidad de Oviedo lideran esta iniciativa, una 'nube asturiana' que podría estar operativa para 2026. Además, esta idea podría replicarse en otros diez pozos mineros de la región. El pozo San Jorge fue inaugurado en el año 1942 y fue el primero profundizado en el concejo de Aller. Se clausuró en 1995. Tres décadas después, el agua que alberga en su interior y la disponibilidad de energía posicionan al San Jorge, y al resto de los pozos, como el mejor aliado a la hora de refrigerar, algo determinante en este tipo de instalaciones.

Innovadora asimismo es la propuesta para el pozo Santiago, también en Aller. Aquí se quiere habilitar un laboratorio subterráneo en el que se estudiará la habitabilidad de la Luna. Se replicarán las condiciones de los tubos de lava volcánica lunar. El planteamiento es crear en este pozo, del que se dejó de extraer carbón el 31 de diciembre de 2019, un equipamiento de altas prestaciones en el que se pueda trabajar en condiciones especiales sobre nuevos materiales, impresión 3D, técnicas de fabricación, producción de energía, farmacología. Hay, de momento, otros tres millones para esta iniciativa.

Casi siete millones de euros (cuatro de los fondos europeos de Transición Justa y 2,7 el Principado) se destinarán a rehabilitar el antiguo edificio del pozo Carrio, en Laviana, que cerró en 2018, para crear un centro de emprendimiento agroalimentario. Se recuperarán los inmuebles de la forja, los vestuarios y la lampistería. Abrirán laboratorios experimentales centrados en la 'alimentación del futuro' y habrá cultivos bajo tierra con iluminación led. Se prevé desarrollar una investigación en el ámbito forestal y se probarán nuevos materiales para el sector agroalimentario.

Instalar placas fotovoltaicas aprovechando el agua de mina es una de las vías que se plantea para el pozo Barredo, donde ya se ha recurrido a la geotermia. Hunosa, a quien se le cedería la mina, acometería las labores de gestión y drenaje en la mina Mariana para el uso del agua en la producción de hidrógeno. En el pozo Fondón hay planes para la producción en la antigua explotación minera de hidrógeno verde, con una inversión de 18 millones de euros. El denominado proyecto Mine to H2 cuenta con el liderazgo de Hunosa, junto a Duro Felguera, Alsa, Hyrem, la Universidad de Oviedo y el instituto polaco GIG-PIB.

En 2024, el pozo Sotón recibió a 16,000 visitantes de los que 4.471 participaron en recorridos por las galerías. Además, el pozo fue sede de la Feria de Turismo Minero, que atrajo a casi 2.800 personas. Es la guía que marca el camino para el aprovechamiento turístico de los pozos. Y Hunosa prevé sumar un tren turístico a la oferta. El turismo minero va sumando visitantes y Asturias, destacan los expertos, es referente en el cuidado de este patrimonio.

El Ecomuseo de Samuño, con su tren turístico, también es otro de los referentes en este ámbito, con más de una década a sus espaldas transportando, con éxito, visitantes en esta instalación en Langreo.

Hunosa, además, está trabajando ya en la recuperación de estos dos pozos en Mieres, para recuperar todos los elementos vinculados al patrimonio y la cultura industrial y minera con la idea de sumarlo a la creciente oferta turística en este ámbito.

Las cuencas, destacan expertos como el italiano Francesco Antoniol, archivista y asesor de patrimonio industrial, son ejemplo de cómo enfocar el patrimonio minero e industrial al turismo. Ahora, también buscan una segunda vida por medio de las nuevas tenologías.