Los cabezudos asustan a niños y mayores en Lugones
Vecinos y visitantes huyeron entre risas de los escobazos, en una jornada en la que se repartieron 2.700 bollos
Ilusión, muchas ganas de reírse y una larga espera. El público infantil de Lugones se mantuvo en las calles hasta bien entrada la tarde de este lunes para contemplar el desfile de cabezudos de las fiestas de Santa Isabel, ocasión especial que «es casi una tradición aquí», destacó la directiva de la comisión de festejos.
Y no es para menos, desde el mediodía el cruce entre las calles Antonio Machado y Rafael Sarandeses empezó a llenarse de familias y muchos niños que esperaban nerviosos la llegada de los cabezudos, como los hermanos Noelia e Ilán Álvarez, de 7 y 8 años, que «no pararon quietos en toda la mañana, hoy es su día», dijeron sus padres.
Poco después de la una de la tarde, la primera charanga del día, la mierense Paentamala, salió marcando el ritmo desde el prau de la fiesta, bajando la avenida de la Constitución. Los siete cabezudos tardaron en salir, saludando a los primeros niños reunidos a su salida junto a la calle Leopoldo Lugones, aunque tuvieron que dar varias vueltas por la villa hasta encontrarse con la banda, tras más de media hora de búsqueda y desconcierto entre los vecinos.
Cerca de las dos de la tarde, con la música de la charanga, los siete cabezudos salieron del restaurante Carmela y comenzaron a dar escobazos y sustos a todo niño que encontraran por la calle. De entre los primeros fue la pequeña Luna, de un año y medio, aferrada a los brazos de su madre Aida Sánchez, mientras los veía por primera vez. «Hacía años que no bajaba a verlos y hoy los hemos buscado, ¡vaya susto que se ha llevado!», dijo riendo.
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Otros no quedaron muy contentos con la espera y «mareos» del grupo tras tanto tiempo en la calle. «La charanga por un lado, los cabezudos por el otro y los niños por ahí perdidos. No recuerdo que esto haya pasado nunca», reprochó la lugonesa Tamara Blanco. Aun así, los hubo con paciencia y se mantuvieron en «las zonas por donde siempre pasan», como hicieron Rebeca Rueda y su hija Cloe, de 5 años. Para la pequeña era la primera vez que veía los cabezudos y participaba en el desfile siguiendo al grupo. «Es muy emocionante para ella, merece la pena la espera para verla así», destacó esta vecina.
Los que no pudieron desfilar fueron los gigantes, al no contar con suficiente gente. Aún así la comitiva pudo «cumplir su misión», acompañada después por las charangas Élite y Pelagatos, destacó la presidenta de la asociación de festejos, Candela García. Añadió también el gran entusiasmo vecinal por los bollos del Día del Socio.
2.700 bollos para los socios
Desde el mediodía, el puesto de la Asociación de Festejos Santa Isabel de Lugones empezó a repartirlo, una hora antes de lo programado debido a la gran cola. Este año se reservaron 2.700 lotes de bollo preñao de la panadería El Calderu acompañados de una botella de Sidra Fran y un vaso conmemorativo. Una gran cifra –700 más que el año pasado– que se repartió entre los 1.500 socios con los que cuenta la asociación actualmente, alguno de ellos «gente nueva» que se apuntó con la nueva directiva, el relevo veinteañero que tomó las riendas de la asociación el año pasado.
Las fiestas finalizarán este martes, el Día del Niño, con precios populares en las atracciones para los más pequeños a partir de las 17 horas y una obra de teatro infantil, a las 18 horas, en el Centro Polivalente de Lugones.