La soprano Silvia Llera cumple «un sueño» y se estrenará en Nava
Cantará en la iglesia este sábado tras sus más de diez años de lucha contra la pérdida de visión, enfermedad que arrastra desde niña
La música ha sido, desde hace años, la pasión y «refugio» de Silvia Llera, naveta que ahora emprende su carrera como soprano ... tras finalizar su formación de canto por pedagogía en el Conservatorio de Oviedo. A diferencia del resto de sus compañeros, la cantante ha llegado hasta donde está tras una dura lucha personal contra la adversidad: la retinosis pigmentaria, dolencia rara y degenerativa por la cual ha ido perdiendo la vista desde niña.
Su concierto, en el que cantará ópera y zarzuela, está pensado para «cerrar un círculo, volver a donde empezó todo», cuando se descubrió su talento natural para cantar y acudió a la Escuela Municipal de Música de Nava. «Mis padres decían que yo cantaba antes de hablar, pero era tímida», recordó.
Empezó con algo suave, tocando el tambor y acompañando a su hermana, que toca la gaita, dando sus primeros pasos en la música. Un arte que, aseguró, está en la familia pues su padre, «de haber podido, también habría estudiado música». Por eso, añadió Llera, «este es un sueño que comparto y cumplo con él».
A día de hoy, tiene un 7% de visibilidad, sólo ve lo central, se le «acortan los laterales» así que no tiene visión periférica. «El papel no lo leo, tengo que agrandarlo todo en una tablet», explicó. Una degeneración que ha llevado como ha podido a lo largo de sus «complicados» estudios, primero en el Conservatorio de Gijón y luego en el Superior de Oviedo, más de diez años de lucha. «No todo el mundo me dio facilidades y en 2020 empeoré bastante», lamentó.
Además, sufrió 'bullying' en el colegio; en el instituto «fue a peor», pero la música estuvo siempre allí. Se le «olvidaba todo cuando llegaban las clases de por la tarde» y ahora, a sus 29 años, gestiona bien la enfermedad, «aunque con bajones», admitió.
El llegar aquí no lo ve como el final del camino, sino como el principio, recordando a su profesora en la escuela naveta, Eva Tejedor, la primera que notó su «talento musical» y dijo a sus padres que «tiraran» por ella. Gracias a ella y otra maestra, Ana Norniella, pudo entrar en el conservatorio gijonés.
Así, con su concierto en la iglesia parroquial de Nava no sólo hará un homenaje a sí misma y a su familia, sino también a ellas. «Es el sitio perfecto porque al final yo salí de ahí, vuelvo a donde soy, donde me bautizaron y donde hice la primera comunión», resaltó.
Acompañada de su compañero pianista, Teo Montero, cantará este sábado 27, a las 18.30 horas, y con su voz espera poder llegar a todo el concejo.
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