Vivencias rurales en femenino para dar forma al pasado de Villaviciosa

El objetivo también se centraba en «encontrar nuevas informantes para el archivo», explicó Meana antes de empezar, así que «¿por qué no hacerlo que a través de «un taller de la memoria?». Nueve mujeres –con una media de edad entre setenta y ochenta años– respondieron a la llamada se presentaron en la Casa de Encuentros de la Mujer de la villa maliaya, cada una de un punto diferente del municipio, como Rozaes y Poreño.

Berta Martínez y Aida Cardín, fueron de las primeras en acudir, ansiosas por participar y hablar con las demás. «Venimos de zona rural y hay poca gente, no hay nada, esta es una forma fantástica de salir de casa, relacionarse con más mujeres y explorar una faceta distinta ahora que estamos jubiladas», dijeron.

Así comenzó un viaje en el tiempo con preguntas muy sencillas, recordando la huerta de casa, la venta para «ir al mercado», comparándolo con la actualidad, cuando «es tan fácil conseguir cualquier cosa». La costumbre de que «la muyer cargara con todo», el gran esfuerzo de sus madres que cocinaban, limpiaban y «llevaban el hogar» hasta que ellas empezaban a ayudar. «¿Os acordáis de comer fariñes o las tortas de maíz?», preguntó una; los temas surgían así, con preguntas o pautas de Meana. A menudo que avanzaba la conversación, llegó también la añoranza, pero también recordando «la fame de los que venían de la cuenca» o la pérdida de los hórreos por falta de medios para mantenerlos.

La primera reunión, centrada en la rutina de sus vidas, dará paso a nuevos temas en sesiones futuras y viendo el éxito, el planteamiento es desplazarse por las parroquias de Villaviciosa, consiguiendo más historias de más mujeres.