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Los sportinguistas celebraron el triunfo final del derbi en tierras mexicanas.
Asturianos en la diáspora

«Aquí somos amigos y el derbi acaba en romería»

Los seguidores del Sporting y el Oviedo en Ciudad de México acaban cantando el 'Asturias patria querida' sin enfados ni piques por el resultado

M. F. Antuña

Gijón

Domingo, 11 de febrero 2024, 09:57

Barrio de Polanco, Ciudad de México, 11.30 de la mañana hora local, 26 grados. Comienza en el Molinón el partido que enfrenta al Sporting y el Oviedo y un centenar de personas se da cita en el Aceituno. Es la sede la Peña Azul Isidro Lángara, que tiene diez años de historia y entre 120 y 130 socios. Pero allí están también los del Sporting tan ricamente y tan a gusto. La Peña Sportinguista Quini, que funciona desde 2019, tiene unos sesenta socios y su presidente ha cruzado el charco y está en el Molinón, mientras que es el vicepresidente, Manolo Martínez, de Poo de Llanes, quien vive junto con otros socios el partido en México y está de los nervios cuando el árbitro pita el final de la primera y el Sporting acaba por delante en el marcador.

Pero en este caso lo que va por delante es que, aunque el resultado es importante, allande el Atlántico las cosas se viven de otra manera, con una rivalidad mucho más relajada y sana. «Estamos de reunión aquí con unos buenos amigos», dice Manolo, que lleva ya 53 años viviendo en el país norteamericano.

Manolo es los emigrados que se llevó de casa el sportinguismo, pero, sin embargo, Emilio Menéndez es oviedista por herencia familiar. Él ya nació en México pero toda su familia es de Oviedo y su pasión oviedista, inquebrantable. «Desde que tengo uso de razón soy del Oviedo», relata tan feliz y contento como su amigo del Sporting este hombre que reitera cómo no hay rivalidad que valga: «Aquí el derbi no se vive como en España, aquí los del Sporting y los del Oviedo somos grandes amigos y gane quien gane esto acaba en romería», revela.

La distancia cambia la perspectiva y aplaca la intensidad futbolera. «Nos conocemos de toda la vida, así que al final cantamos todos juntos el 'Asturias patria querida'», relata el carbayón mexicano, que cuenta que es común que se reúnan para ver los partidos en ese lugar, y que no falten ni la sidra ni los bollos preñaos ni las gaitas. Ayer, con el pitido final, con las sonrisas de unos y el pesar de otros, resonaron las cornamusas de los hijos de Emilio, que también han heredado de él la pasión gaitera y futbolera. Claro que tampoco hacía falta ser asturiano para disfrutar del derbi en Polanco. Cualquiera con ganas fue ayer bienvenido a la juerga del balón: «Esta es una zona turística, pasa mucha gente de España, pregunta y se une a la fiesta».

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