Asturianos en la diáspora

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Asturianos en la diáspora
M. F. A.
GIJÓN
Domingo, 1 de junio 2025, 00:39
Hace año y medio que Ana Díaz Guadamuro (Gijón, 26 años) llegó a Dubái. Consiguió desde España un trabajo en la cocina de un hotel gran lujo y al poco ya encontró un empleo en lo que quería, el sector inmobiliario. Ahí se siente como pez en el agua.
Esta chica de El Bibio que estudió en el colegio de la Inmaculada asegura que la inversión inmobiliaria en el emirato está viviendo un magnífico momento. «Es brutal, está creciendo muchísimo, cada año baten más récord de ventas, no paran de construir casas y todo el mundo está comprando», cuenta. Y explica después que la casi inexistencia de impuestos hace que sea una buena inversión, una apuesta segura. Hay dos formas de venta de pisos, primario y secundario, es decir, en construcción y ya finalizados y listos para habitar. Ella trabaja en la segunda y en diferentes ámbitos: «Me dedico a revender viviendas ya construidas, de todo, villas, casas, apartamentos, estudios».
El público es variado, pero fundamentalmente expatriados como ella, porque solo un diez por ciento de la población es emiratí, la mayoría son rusos, españoles y de otras muchas nacionalidades. El inglés es la lengua más común, aunque tampoco deja de hacer uso del español en su día a día.
Vive de momento en un pisito pequeño en Sport City, un área de viviendas a quince minutos en coche del centro. Es fundamental el vehículo en Dubái, y esa, a la inversa, es una de las añoranzas: «Echo de menos caminar, aquí la gente no pasea».
Va afrontar su segundo verano en Dubái, donde el calor aprieta y mucho. «Todo está muy acondicionado para el calor, para hacer vida dentro», explica. Ahora todavía es asumible el termómetro, pero en agosto es achicharrante. Puede que ella este agosto se libre, porque tiene plan de volver a Asturias. No está cerca la tierrina, pero al menos una vez año vuelve a casa. Y eso que Dubái yo lo siente hogar: «La gente aquí es súper respetuosa, más incluso que en España, por mucho que mis amigas me maten por decir esto, pero los hombres son muy educados, yo no he sentido machismo para nada».
Solo habla maravillas de la gente de un país en el que hay muchísima presencia de españoles, pese a cual ella sí tiene amigos dubaitíes. De hecho, su ex lo es. «Son muy abiertos de mente, aunque tienen sus tradiciones, sus creencias y son muy supersticiosos», indica. Dicho lo dicho, su plan es quedarse: «Yo estoy encantada, la vida es muy fácil, cualquier cosa que necesites tiras de aplicación y en quince minutos lo tienes en casa, me encanta el ambiente, mi estilo de vida aquí».
Ha tenido también oportunidad de viajar por la zona. El año pasado se fue a Maldivas y ahora planea Sri Lanka. Pero también hay contras: «Los alquileres son caros y que no hay clases media, o son ricos o pobres y ves a los obreros de la India y Pakistán y están en la pobreza», anota.
«Crecer en mi carrera en el sector inmobiliario, ganar dinero y comprarme casa, definitivamente quiero invertir en Dubái». Esos son los objtivos de quien echa de menos la comida española –«como allí no se come en ningún lado»– y a la familia. Es un país moderno y acogedor para ella, que recomienda a todo el mundo vivir la experiencia de emigrar por lo mucho que aporta: «Me ha ayudado a abrir mi mente, tenía prejuicios por ejemplo con respecto al Islam y se me han quitado todos, me encanta conocer a gente de diferentes países y culturas porque aprendes un montón y ves las cosas de forma diferente».
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