Un joven gijonés de 24 años que vive en Ciudad de México: «La oferta cultural es imbatible»
El gijonés Carlos Oblanca lleva nueve meses en el país, un lugar de oportunidades donde estudia y trabaja
M. F. A.
Gijón
Domingo, 28 de septiembre 2025, 01:00
Carlos Oblanca (Gutiérrez Suárez en el DNI, Gijón, 24 años) sabe bien lo que es vivir fuera de casa. Los últimos cinco años los ha pasado en Inglaterra, en Essex, estudiando Economía y Finanzas. En diciembre dio un giro de guion y se mudó a la Ciudad de México para estudiar allí un máster en el Tecnológico de Monterrey, con campus en la capital mexicana, y trabajar al mismo tiempo. En la Escuela de Negocios, considerada la mejor de Latinoamérica del ramo, pasa sus días. «Es una maravilla, estoy haciendo un programa de desarrollo de directivos que es impresionante, está muy centrado en temas de liderazgo, resolución de problemas, entender a tus empleados, me sirve muchísimo, salgo con nuevas ideas y maneras de resolver problemas en el trabajo», anota.
Es un gran cambio el vivido. Dos mundos distintos y distantes a ambos lados del Atlántico tanto en lo formativo como en lo profesional. «Académicamente tiene un nivel de seriedad muy alto y laboralmente la verdad es que a la hora de centrarse en el trabajo es similar, pero está claro que la cultura y el carácter mexicanos son muy diferentes, en Inglaterra son un poco más fríos», resume. En México son abiertos y la bienvenida ha sido fantástica. Él ya llegaba convencido de las bellezas y bondades de un territorio en el que tiene orígenes familiares –su abuela materna nació en Monerrey– y en el que ansiaba vivir. Quizá ese amor incondicional no le hace ver contras a un país en el que ni siquiera advierte los niveles de peligrosidad que a veces se proclaman. «Antes de venir había estado un par de veces y no lo notaba, siempre me preguntaban si no tenía miedo y yo no es algo que note», señala.
Vive en Polanco, una zona habitada por europeos, y se siente tranquilo y feliz. «Yo diría que es lo mismo que puedes notar en cualquier ciudad grande, nada extremo como lo que se habla», niega Carlos.
«Aquí el desarrollo es muy grande y hay una clase media muy boyante»
Gran enamorado del arte, habita una ciudad que rebosa museos por todas partes. «La oferta cultural de Ciudad de México es imbatible y luego lo que tienes alrededor, San Miguel de Allende y pueblecitos pequeños que casi tienen más galerías que viviendas, aparte de los grandes artistas mexicanos y latinoamericanos que exponen aquí constantemente, están las grandes exposiciones internacionales que llegan», apunta. Hay otro elemento que también es cultura y que le tiene feliz: la gastronomía. Por mucho que sueñe con las verdinas y por más que en su maleta siempre haya hueco para las latas de fabada de Casa Gerardo, aunque el estómago tenga querencias familiares, todo lo que pone México en la mesa le parece «impresionante». «La gente piensa en tacos y margaritas, pero es mucho más, en este país que es tan descomunal tienes una oferta grande, la zona norte que se centra más en las carnes, los asados, las cocciones largas, tienes la zona de Sinaloa, con mariscos y cebiches», resume. Tiene, además, oportunidad de conocer a fondo el país. Los vuelos internos son asequibles y eso facilita las escapadas.
Es también un país de contradicciones, de riqueza y pobreza, pero advierte Carlos que esa dicotomía es algo universal. «En general, cada vez el mundo está viviendo una disparidad más grande», afirma este joven que concluye que irse de casa tan joven como él lo hizo aporta madurez y una apertura de mente que ayuda a comprender al otro. Son esos aprendizajes impagables.
Por mucho que añore a la familia y que ahora no esté a un par de horas de vuelo a casa como antes sino a diez, su plan es quedarse. «Ahora estoy trabajando para una ingeniería, y mi plan es quedarme aquí en México, no tengo pensando moverme», señala el joven.
Es, además, México, un país de oportunidades. Y él lo sabe. «Aquí el desarrollo es muy grande y hay una clase media muy boyante», afirma. La inversión internacional ha subido muchísimo y la bolsa de trabajo es enorme. Además, subraya que «el mexicano es muy emprendedor, siempre está pensando el siguiente negocio». Afirma que los españoles y los asturianos gozan de una estima muy alta, lo que aumenta aún más las oportunidades tanto para trabajar como para emprender.