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Estela Fernández asegura que en Dallas todo el ocio cuesta dinero y se basa en ir a comer por ahí. E. C.

«La vida en EE UU va muy rápido»

Estela Fernández lleva ocho meses en Dallas y antes vivió siete años en Alemania, donde empezó a hacer realidad su sueño de «ver mundo»

Ana Ranera

Gijón

Domingo, 26 de noviembre 2023, 01:22

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«Siempre tuve en la mente la idea de irme», recuerda Estela Fernández González (Oviedo, 1993). Desde que era niña, ella tenía ganas de «ver mundo» porque «aunque Asturias es muy bonita y la llevo en mi corazón, hay mucho por descubrir». Y, con ese objetivo, después de estudiar Empresa y un máster, mandó su currículum a Texas Instruments para obtener una beca en Alemania y probar suerte. «Pensé que no me la darían porque no sabía hablar alemán, pero sí me la dieron y para allá me fui a la aventura».

Esa beca acabó convirtiéndose en un trabajo fijo que le permitió «desempeñar diferentes puestos», antes de cruzar el charco. «En marzo de este año me pareció que era el momento de ver otra cosa y vine para Dallas, convertida en la Worldwide Brand Manager», explica.Y, para entender mejor su profesión, es necesario saber que ella «coordina la imagen de marca y campañas de robótica y espacio».

Un puesto muy suculento, en el que está «encantada». «Aquí en la sede de Estados Unidos es donde están todos los ingenieros y las líneas de producto. Además, desde aquí, trabajamos con la NASA, con la ESA, que es la Agencia Espacial Europea, y con otras grandes empresas del sector», cuenta, convencida de que su labor es «emocionante», aunque reconoce que apenas hay descanso. «Es mucho trabajo, el ritmo de vida de Estados Unidos es muy rápido».

Y ese buen ambiente se mantiene cuando sale de la oficina, porque a Estela le gusta la vida en Dallas. «Alemania y España son muy distintas, en cuanto a la manera en la que la gente interactúa, y, sin embargo, en Texas se relacionan de una forma muy similar a la nuestra», explica. Eso sí: todo lo que es ocio cuesta dinero. «Cuando vine, me dijeron que lo único que podía hacer en Dallas era salir a comer, pero no quiero engordar 30 kilos», se ríe. «El problema es que, alrededor de esta ciudad, hay un vacío de planes. Para encontrar un bosque, te tienes que ir a Austin o a Oklahoma», indica, al tiempo que recuerda el calor insoportable que hace en verano por esos lares. «Dallas es como Sevilla un 15 de agosto, pero durante tres meses», se lamenta. «En verano lo único que podemos hacer es ir a los lagos artificiales a hacer algún deporte acuático, si tienes la suerte de conocer a alguien con barco», explica, antes de aclarar que allí «hay piscinas en todas las urbanizaciones», para sobrellevar las altas temperaturas.

Además, las ofertas de ocio en ese estado están «muy dispersas» porque, según explica, «esto no es Oviedo, donde tú vas paseando por una calle y te enteras de lo que hay, aquí tienes que comprar entradas para todo». Ella recuerda, por ejemplo, cuando en septiembre fue a la State Fair de Dallas, que es «como la Semana Negra de Gijón» -al menos, en su parte más lúdica- y se dejó un dineral. «Tuvimos que pagar veinte dólares por entrar y otros 25, por el aparcamiento. Nadie se imagina tener que pagar eso en Gijón, por ir a un sitio al que vas a gastar en las atracciones, en comida y en souvenirs».

Pese a esos inconvenientes, Estela está convencida de que estar allí es «una buena experiencia, que ayuda a ganar currículum y a ahorrar bastante y después ya veré qué oportunidades se me van abriendo». Ella no se cierra a nada porque no tiene ningún plan en mente. «Creo que en esta vida hay que ser un poco flexible porque, si no, yo no estaría aquí», reflexiona. «Cuando llegan las oportunidades, tienes que cogerlas. No puedes quedarte esperando a que sea el momento adecuado porque ese momento nunca va a llegar».

Por lo pronto, esta ovetense tiene muchas ideas en la cabeza, pero aún no imagina cuál será su porvenir. «Por lo menos, estaré aquí otros dos años y luego ya veré», desvela, al tiempo que asegura que tiene pensado hasta «un futuro alternativo en Asturias». «A veces pienso en invertir en una propiedad y hacer un hostal, para nómadas y trabajadores en remoto», fantasea. «Esa es solo una de las muchas posibilidades futuras», prosigue, con ganas de seguir viendo mundo y también de mirar bien hacia su tierra natal. «En 2021, llevé a catorce amigos de Alemania a conocer el Principado y fue alucinante. Creo que es el mejor viaje que he organizado en mi vida». Con ese recuerdo intacto, quizá algún día vuelva, con la mochila y la mente cargadas de experiencias, a seguir su camino cerca de donde nació.

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