«Volveremos a arrancar como lo hicimos hace veinte años»
Un incendio destruye el comedor y el almacén de El Llar de Viri en San Román de Candamo. El fuego se originó en una chimenea y, pese a los esfuerzos del personal, se extendió rápidamente. El restaurante reabrirá con la zona no afectada
Miguel Llano
Jueves, 29 de diciembre 2016, 02:09
Un incendio calcinó ayer el comedor y el almacén del restaurante El Llar de Viri, en San Román de Candamo. Alrededor de las 11.30 de la mañana, las llamas comenzaron a apoderarse de la chimenea del comedor y, aunque los propietarios del mismo se dieron cuenta «en seguida» y trataron de apagarlo por sus propios medios, nada pudieron hacer para evitar que se extendiera a lo largo del comedor y varias estancias anexas, como el almacén y el obrador.
«Intentamos apagarlo con extintores y rápidamente llamamos al 112. Los bomberos llegaron enseguida, pero el fuego se extendió por todo el comedor», relataba Viri Fernández, propietaria de esta afamada casa de comidas visiblemente emocionada.
El incendio, que afectó a suelos, tejado y una buena parte del restaurante, no ocasionó ningún daño personal. «Es volver a empezar», asumía Viri Fernández, miembro del Club de Guisanderas de Asturias y de la asociación de cocineros y productores de Kilómetro 0 Slow Food.
«Miraba las llamas y veía muchos buenos momentos, muchos momentos malos, muchas cosas vividas», repasaba ayer, una vez extinguido el fuego. No obstante, afronta lo sucedido con optimismo: «Tenemos la mitad del restaurante. Tenemos la cocina, el llar y la bodega y será suficiente para volver a arrancar como arrancamos hace veinte años». «Mi vida es empezar de cero una y otra vez», confesaba sin dejarse amilanar: «Pero tengo que empezar a trabajar porque el día 1 y el día 2 estamos llenos y tengo que cocinar». «Si no fuera por las fuerzas que me dan mis hijos...».
En 2016, El Llar de Viri, premio a la Mejor Fabada del Mundo en 2013, celebraba sus dos décadas de vida. Comenzó «como comienzo ahora», con el llar, la cocina y el pequeño comedor junto a su nuera, la también guisandera María José Miranda.
«Una señal»
A última hora de la tarde, Viri Fernández no podía más que agradecer «los cientos de mensajes de ánimo» recibidos a lo largo del día y el apoyo de su familia, de sus compañeros de profesión y de sus vecinos: «Vinieron todos. Uno trajo contenedores para el escombro, otros tortillas, bocadillos... Y ya a estas horas casi no quedan escombros. Se organizaron y mañana (por hoy) van a venir dos cuadrillas para ayudar», relataba.
También espera la visita de la compañía del gas y que ésta dé el visto bueno a la instalación para que los fogones del Llar de Viri vuelvan rápido a trabajar: «Las neveras funcionan, el lavavajillas también... Se me quemaron quince kilos de fabes, pero tengo otros cincuenta, así que la fabada no va a faltar». «Al final, todo lo que se puede comprar con dinero no tiene importancia», valoraba.
En el centro del comedor, de sus decenas de libros apenas se salvaron de las llamas unos pocos. Afortunadamente, sí lo hizo el más especial: «Un libro de recetas de cocina escrito a mano del año 1900. Eso es una señal de que hay que seguir».
Aceptando reservas a partir del día 2, Viri Fernández ya piensa en que en primavera habrá que hacer «una gran fiesta de inauguración» y «dar todos los abrazos» que ayer, por teléfono, no pudo dar.