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Traslado de uno de los pasajeros al Hospital de Arriondas. FOTOS: JUAN CARLOS ROMÁN

«Es un milagro que no tengamos que lamentar males mayores»

Los heridos, en su mayoría trasladados al Hospital de Arriondas, coincidían ayer en calificar lo ocurrido como «algo terrible»

Miriam Suárez

Arriondas

Martes, 1 de agosto 2023, 01:19

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«Ha sido algo terrible. Es lo único que podemos decir. Terrible». A los heridos más leves, que recibieron el alta médica poco después de su ingreso en el Hospital de Arriondas, no les salía ayer la voz del cuerpo. Los cortes, contusiones y vendajes eran las secuelas visibles de una experiencia traumática que también les ha dejado una huella emocional: «Es que no damos crédito a lo que ha pasado ni a que podamos estar aquí contándolo».

Al Hospital de Arriondas eran derivados ayer la mayor parte de los heridos del accidente registrado en la subida a los Lagos de Covadonga. Aun cuando 37 de los 49 pasajeros del autobús siniestrado resultaron con daños leves, todos estaban conmocionados por una experiencia que les pudo haber costado la vida. También se mostraban muy preocupados ante la posibilidad de que sus familias les viesen en los medios de comunicación antes de poder contarles personalmente lo ocurrido.

Jenifer Calleja insistía en que «todavía no hablé con mi casa» para explicar su reticencia a hablar ante las cámaras. Esta joven de Guadalajara está de vacaciones en Asturias con su novio, Víctor Rubio, y ayer salían del servicio de Urgencias de Arriondas con heridas en las piernas y los brazos, salpicados de cortes de cristales. Regresar a su hotel, en Cangas de Onís, y avisar a sus padres de que estaban bien era su máxima preocupación.

«Ha sido un susto muy grande. Es un milagro que no haya que lamentar males mayores», aseguraban, a la espera de un taxi. «Cuando al autobús le quedó la rueda fuera y empezó a inclinarse, la gente empezó a ponerse muy nerviosa, porque ya se veía venir que iba a ocurrir una desgracia», revivieron Jenifer y Víctor para este periódico. «Ahí vimos que poco se podía hacer ya; sólo rezar», prosiguió Jenifer, cuya primera visita a Asturias «me va a quedar grabada para siempre».

La pareja tenía previsto hacer hoy el descenso del Sella en canoa. Pero «se nos han quitado las ganas», aun cuando «es un milagro que no tengamos que lamentar males mayores». Jenifer, en concreto, salió disparada por una ventana del autocar. Víctor abandonó el vehículo por su propio pie, a través de una ventana rota de la parte trasera. «Hasta que no nos encontramos y vimos que estábamos bien... uffffff», contaban, todavía nerviosos.

Poco antes de las cinco de la tarde, llegaba la última ambulancia desde el dispositivo de atención y triaje instalado en el lugar del siniestro. Trasladaban a una mujer -en camilla- y a su hija pequeña, que los sanitarios recibieron con una silla de ruedas y carantoñas, para tranquilizarla. Al centro hospitalario asturiano derivaron ayer familias enteras y por los pasillos de Urgencias se podía ver a niños con magulladuras, el brazo en cabestrillo y el gesto asustado.

El Hospital de Arriondas atendió, además de a la mayoría de heridos leves, a cuatro de los seis pasajeros que resultaron con lesiones más graves: dos tuvieron que ser evacuados en los helicópteros de Bomberos y la Guardia Civil y los otros dos en UVI móvil. También recibieron heridos los hospitales de Cabueñes, Valle del Nalón y el HUCA, al que trasladaron en helicóptero a las otras dos personas que presentaban mayor gravedad; una de llas, el conductor del autobús, que, según los testigos, sufría un fuerte golpe en la cabeza.

«En el fondo, hemos tenido mucha suerte, porque el accidente ha sido tremendo. Pero no te quitas el susto del cuerpo», explicaba un matrimonio de Extremadura. «Mira que no subimos antes a los Lagos porque nos decían que estaba mal tiempo y hoy que hacía sol -por ayer- nos decidimos. Pero, con lo que ha pasado, no pensamos subir nunca más. Pero nunca», sentenciaban ambos, con varios cortes recién curados por los sanitarios y una bolsa de recuerdos de Asturias.

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