40 años de maestra: de un encierro en el Arzobispado a 'pelearse' con la tecnología
María Cruz Prieto es una de las profesoras jubiladas que reciben el homenaje de ANPE
Hace 40 años que pisó un aula por primera vez. Fue en el colegio de Otero, el María Balbín, en Oviedo. Desde entonces ha pasado ... por varios colegios, varios cursos, varias asignaturas, varias leyes educativas, infinitos cambios... pero una única pasión, la enseñanza. María Cruz Prieto de La Lama se ha jubilado hace apenas un mes tras eso, tras 40 años a pie de aula. Maestra, casi siempre de Religión, hace ahora balance de una profesión que le «enganchó» aunque los dos últimos cursos, admite, fueran duros.
Mari Cruz es una de las docentes que hoy será homenajeada por el sindicato ANPE, que todos los años reconoce la labor de los que dejan las aulas y también de los que se incorporan a ellas, esto es, los que aprobaron las últimas oposiciones y se encuentran en su periodo de prácticas. Entre ellos, Carlos Casares García, profesor técnico de FP. Entre ambos, entre Mari Cruz y Carlos, un mundo y millones de cambios, los que ha vivido la enseñanza en Asturias, y en España, en estos 40 años.
Mari Cruz estudió en la Facultad Padre Ossó. Natural de Turón, ha pasado casi toda su vida en Oviedo. Fue interina, trabajó en la educación concertada y peregrinó por varios centros. Pero los últimos 16 años ha dado clase en el colegio Lorenzo Novo Mier, de Oviedo. Aunque podía haber optado por otros caminos, se decantó por la asignatura de Religión aun siendo consciente de que sus condiciones no serían las mismas que las de su compañeros. Para empezar, se ha jubilado con algo más de 66 años, porque los docentes de Religión son personal laboral. Además, los últimos dos cursos, además de dar clase en el Novo Mier, tuvo que repartir su tiempo con el colegio de Ventanielles. «Me resultó un poco duro, ya no estaba para ese ajetreo», confiesa.
Las movilizaciones del profesorado, la huelga y concentraciones históricas del último curso, le pillaron ya casi en la pista de salida, por lo que las vivió con cierto distanciamiento. Pero puede presumir Mari Cruz de haber «luchado mucho». De hecho, nadie la puede dar clases sobre movilizaciones y encierros: hace 35 años, embarazada de su hija y al inicio de su carrera laboral, se encerró junto con otros compañeros en el Arzobispado. Eran todos profesores de Religión y exigían unas mejores condiciones laborales : «Hemos tenido que luchar siempre por nuestra dignidad profesional». «Otra compañera embarazada y yo salíamos por la noche para dormir en casa. Los domingos recibíamos la visita de las familias, los maridos», recuerda.
Pese a las movilizaciones que vivió la enseñanza asturiana el curso pasado, Mari Cruz está convencida de que «la juventud ahora no es tan reivindicativa ni luchadora como éramos nosotros». «También es que soy de la cuenca», añade para justificar esa 'vena'.
Esta maestra que se ha pelado mucho con la tecnología en los últimos tiempos y que echa de menos "las consultas en la Enciclopedia Larousee", admite que pese a todo la profesión y la asignatura le «engancharon». Que no ha tenido grandes problemas ni con los niños ni con las familias, aunque ambos aunque explica que «todo ha cambiado muchísimo», también los alumnos y los padres. Ella ha optado siempre por la «tranquilidad», por irse adaptando a los cambios, por buscar nuevas fórmulas cuando la formación religiosa, por ejemplo, ya no se da en las familias.
Tras 40 años es habitual que escuche un «¡Profe!» por la calle. Puede ser el conductor del autobús, el camarero o el profesor universitario. Ella, mientras tanto, busca actividades con las que llenar el tiempo que la enseñanza le ha dejado libre.
Los que inician la carrera
Mari Cruz se va y Carlos empieza. Tras dos cursos como interino aprobó el verano pasado las oposiciones y está en su curso de prácticas como profesor técnico de Formación Profesional. Tiene 43 años y es ingeniero técnico por lo que, en su caso, la enseñanza no fue la primera opción. Hizo el máster que le posibilitaba para ser profesor mientras trabajaba en el sector del metal, por tener alguna alternativa. Y esa alternativa se ha convertido en su forma de vida.
Carlos da clases en un grado medio de Soldadura y Calderería en el CIFP de Avilés. Tiene un grupo de 30 alumnos, solo dos chicas entre ellos. Las circunstancias específicas de la FP hacen que su alumno más joven tenga 16 años y la mayor sea una chica ucraniana de 40. Esto hace que, a las dificultades específicas de cualquier aula, él sume el hecho de tener alumnos maduros batallando con adolescentes.
Sus clases son muy prácticas y eso le ayuda a superar la «falta de atención» que, cada vez más, tienen los adolescentes. Admite que la 'cultura tik tok', la inmediatez, la rapidez, ha influido. Además de eso, ha escuchado a 'sus mayores'. «Me cuentan que ha cambiado mucho el tema de la disciplina. Y que el nivel ha bajado. Pero eso lo veo yo también respecto a cuando yo estudiaba». Les cuesta incluso mantener la atención en la lectura. «¿Será por las pantallas?», se pregunta.
Carlos no participó en las movilizaciones del curso pasado. Era interino y veía que «casi todo estaba enfocado a Primaria». En FP, dice, el problema ahora mismo son los desdobles. O la falta de ellos, más bien. «En Soldadura, estoy solo en el taller con 30 alumnos», lamenta. También afrontan las dificultades que ha traído la nueva ley de Formación Profesional, como los problemas para encontrar empresas donde los alumnos de primero puedan hacer prácticas.
Carlos y Mari Cruz serán dos de los homenajeados esta tarde en el XXIV Homenaje al Docente que organiza ANPE. Será en el AC Forum de Oviedo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión