Los asturianos Vera y Carlos, de Aller, reabren la Casa de Vegarada: fabada, cocido y cordero, sus platos fuertes
La pareja de asturianos que ha resucitado 22 años después el antiguo mesón en el paso fronterizo entre León y el Principado, reinaugura este establecimiento que será «un refugio contra el frio donde tomar algo calentín»
Rubén Fariñas
Domingo, 20 de julio 2025, 13:39
Haciendo una travesía por la nieve llegaron a la parte trasera de la que ahora es su casa. Era día de campeonato de mushing y todo se encontraba nevado. «Pensábamos que qué pena que esta casa estuviera cerrada con todo lo que había sido» y pronto se dieron cuenta de que ante ellos estaba su proyecto de vida.
Aquella casa, que fuera hospital de peregrinos y mesón de comidas, ha reabierto sus puertas de la mano de Vera y Carlos, que reinauguraban la Casa de Vegarada este fin de semana.
Según han contado a leonoticias, todo empezó con un café tras aquel recorrido por la montaña. En Riopinos les contaron que el Ayuntamiento de Valdelugueros estaba interesado en alquilar el antiguo mesón, una estancia municipal que llevaba mucho tiempo vacía y ese paso del tiempo empezaba a deteriorarla. «Nos gusta mucho el monte y la naturaleza y este sitio me tiene enamorada», confiesa Vera, natural de Bolivia pero que ya lleva 20 de sus 40 años en Asturias. «A mi marido y a mi nos unió el amor por la naturaleza y este paisaje maravilloso».
Ambos viven en Asturias, en Cabañaquinta, en Aller, y este mesón será su primera vinculación con León, su tierra vecina. «Lo hemos elegido por su historia y el sitio impresionante que es. Nos hacía ilusión empezar un proyecto juntos». Tenían claro que ese proyecto estaba en la naturaleza y que mejor opción que un lugar por el que «pasa mucha gente y necesitaba algo».
Hace un año que empezaron el trámite para hacerse con el alquiler de la Casa de Vegarada. De momento han firmado por 15 años, aunque esperan que sean muchos más.
Aquí darán «la bienvenida a todos», a leoneses y a asturianos que crucen la frontera, y harán de este edificio su casa. «Pretendemos estar aquí siempre». En ella entrará gente de paso, senderistas o ganaderos «que tendrán un sitio donde refugiarse si tienen frío y donde puedan tomar algo calentín».
El tipo de cocina predominante serán los cocidos, destacando los fines de semana con la fabada y el cordero. Tampoco faltarán platos de lomo, picadillo y patatas y jamón, huevo y patatas. «Va a ser todo tradicional, de cuchara, para cuando se meta el Cierzo la gente baje y pueda comerse unas buenas patatas con carne, un caldín o un café de pota». Todo ello con el sello de la montaña, con una oferta «diferente a la ciudad» y donde está garantizado el embutido de León, además del compromiso de Vera de «aprender algún plato leonés» para hacer honor a su nueva aventura.
Atrás quedan sus trabajos como auxiliar de enfermería, camarera y cocinera por cuenta ajena. Ahora Vera, junto a Carlos, inicia «nuestro proyecto de vida» y devuelven a la vida un emblema de la montaña leonesa.