«La ley hace de la contratación un infierno. Aún no hemos arreglado los ascensores de Llamaquique»

-Dijo que la norma actual es «la peor que se ha hecho».

-Es un elemento paralizador. Se hizo una transposición de la directiva comunitaria que ha empeorado en casi todos los parámetros. Lo percibimos administraciones y administrados.

-¿El error fue una mala transposición o la propia directiva?

-En la directiva. La ley hace de la contratación una especie de infierno, o al menos de purgatorio para todos.

-¿En qué sentido?

-Con el argumento de la participación, el garantismo, la incorporación de las pymes, las cláusulas sociales y ambientales, y cosas que en el plano teórico están muy bien, se ha complicado extraordinariamente. Hay muchas tipologías de contratos, confusas, una problemática sobre la calidad y el precio que es eterna y se ha complicado. Es una norma difícil, a veces ininteligible, que debe revisarse entera.

-Ustedes tardan ocho meses en contratar el arreglo de un talud, pero al ministerio le pasa igual.

-Lo mismo, nos afecta a todos. Mire, los ascensores del edificio de las consejerías, en Llamaquique llevan un año funcionando muy mal. Pues bien, no hemos conseguido arreglarlos todavía debido a problemas derivados de los procesos de contratación.

-¿En serio? ¿Cuántas?

-Muchas, muchas. Es la gran remesa y eso tiene que ver con los plazos y tiempos de la contratación. Los plazos nos comen. Hay un problema de organización, sí, pero también de ley.