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Hay lugares en los que, por publicar la verdad, al periodista le ponen una pistola en la cabeza. De forma literal. Hay hijos de periodistas que, en lugar de poder jugar al fútbol o dibujar tranquilamente, han visto cómo unos extraños entraban en su casa y amenazaban a su familia. Hay realidades mucho más duras que cualquier ficción televisiva, y Alberto Amaro Jordán hoy ha puesto cara y voz a esa realidad.
Alberto fundó en México'La Prensa de Tlaxcala', un medio regional, pequeño, en el que trabajaba con cinco compañeros que deben firmar con pseudónimo para mantenerse a salvo. Quería denunciar la corrupción en medios policiales y políticos. Quería publicar la situación de la delincuencia organizada en su país. Y eso le llevó, primero, a intentos de soborno que no aceptó. Después a ser agredido, a ver cómo su perro moría envenenado, a ser amenazado y, lo que es peor, a ver cómo amenazaban a toda su familia. Alberto ha contado hoy con toda la dureza su caso en la Junta General del Principado, en el acto organizado con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, organizado el Colegio Profesional de Periodistas, la Asociación de la Prensa de Oviedo y Amnistía Internacional Asturias.
Este periodista se encuentra en Asturias en el Programa de Acogida Temporal a Defensores de Derechos Humanos, de la Sección Española de Amnistía Internacional. Aquí ha encontrado un lugar seguro en el que su familia ha podido recuperar la tranquilidad, al menos por un tiempo, aunque él ha optado por seguir denunciando públicamente todo lo que ha vivido y lo que sigue viviendo México, considerado el país más peligro para la profesión periodística. Aquí ha encontrado «agradecimiento y esperanza», «protección, dignidad, acompañamiento» y un altavoz en el que poder denunciar que «el 95% de las agresiones a periodistas en mi país ni siquiera son investigadas». Un país en el que asesinar a un periodista «supone impunidad», en el que incluso los profesionales que se supone que están protegidos por el Estado están siendo asesinados.
Antes de Jordán habían intervenido la vicepresidenta primera de la Junta General, Celia Fernández; la decana y presidenta del Colegio Profesional de Periodistas y la Asociación de la Prensa de Oviedo, Bárbara Alonso Peri, y el presidente de Amnistía Internacional Asturias, Gonzalo Olmos Fernández-Corugedo. Bárbara Alonso habló por todos los periodistas que, en situaciones extremas o no, deben defender la libertad de prensa y defender los valores «del periodismo como pilar de la democracia».
Un pilar en peligro por «el mal uso de las redes sociales, la mayor amenaza a nuestra profesión y a la democracia», que hay que combatir con «veracidad, rigor y honestidad». Ha denunciado la presidenta del Colegio Profesional de Periodistas las ruedas de prensa sin preguntas, los vetos para acceder a la información, los requerimientos judiciales para que los periodistas revelen sus fuentes, las querellas abusivas... Ha pedido a los políticos acabar con la crispación que supone la polarización, a los periodistas mantener el compromiso con la profesión y a la ciudadanía «apostar por una información de calidad». Y ha insistido en la necesidad de contar con una asignatura de Comunicación en Educación Primaria, «imprescindible para capacidad en el uso y consumo responsable de los contenidos en línea y para fomentar el espíritu crítico».
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