Nicolás Redondo Terreros
Dará esta tarde en Gijón la conferencia 'La Transición, ¿un paréntesis en nuestra historia?', organizada por la Fundación Foro Jovellanos
Asturias es para ese lugar donde de niño pasaba unos «veranos estupendos» junto a la familia de Patxi López y la mujer de Txiki Benegas. ... También, dice, la tierra de la que salieron puntales del PSOE «anterior a Pedro Sánchez. Siempre se hablaba de los andaluces y vascos, pero no era verdad. Eran andaluces, vascos y asturianos. Sin los asturianos habría sido imposible Suresnes y el periodo más brillante del PSOE«. Es Nicolás Redondo Terreros (Vizcaya, 1958), memoria viva de los socialistas. Hoy a las 19.00 en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón dará una conferencia, invitado por la Fundación Foro Jovellanos.
–Su charla se llama 'La Transición: ¿un paréntesis en nuestra historia?' ¿Qué se responde?
–España ha sido muy deficitaria a la hora de hacer reformas. No somos capaces de hacerlas bien y al final saltan los sistemas. La Transición supuso un punto y a parte en el que, por primera vez, se aprueba una Constitución en la que está comprometida la mayoría. Las anteriores eran de parte. Los políticos de ese momento supieron superar sus propias siglas y el frentismo. El problema hoy es que este Gobierno ha levantado los muros, el que está en contra es facha, enemigo, ya no sólo adversario, y ni quiere ni puede llegar a pactos con el primer partido en el Congreso.
–Dice que eso nos retrotrae al siglo XIX.
–Lo hace en dos aspectos. Pedro Sánchez usa la política exterior como política doméstica. Lo vimos cuando el ministro de Transportes insultó a Javier Milei, y éste a su vez insultó a la esposa del presidente. El argentino se quedó ahí, en su posición histriónica. Nosotros retiramos al embajador. Mire la OTAN. El mundo vive su mayor zozobra desde la II Guerra Mundial, Europa debe decidir si es espectador o parte activa y nosotros hemos vuelto al aislacionismo español, tranquilo, como si la política interior fuera toda la política.
–¿Qué otra cosa nos retrotrae al siglo XIX?
–Que hemos roto el principio de igualdad entre españoles.
–Permítame hacer de abogado del diablo. Un gobierno que no es capaz de aprobar un presupuesto tiene un poder limitado. ¿Por qué ve en él una amenaza tan grande?
–Esta es una legislatura imposible desde el principio. Se inicia poniendo el futuro de España en manos de una persona que no puede pisar España, y dejando otra manija del Gobierno a quienes aún no han hecho un recorrido ético y moral necesario, y se sienten orgullosos de la herencia de ETA. El tercer apoyo, ERC, participó en un pronunciamiento decimonónico. Que esos no le aprueban los presupuestos ya es lo de menos comparado con lo que estamos viviendo, por ejemplo, la legalización, vía Tribunal Constitucional, de una amnistía anticonstitucional.
–A su juicio, ¿qué tenía que haber hecho el PSOE tras el último resultado electoral?
–Dejar que gobernara el primer partido y pactar con él. No soy partidario de los gobiernos de coalición, había varias fórmulas que solucionan las cosas y no comprometen tanto, como un pacto de legislatura con reformas imprescindibles.
–Podemos fue el primero en cuestionar lo que llamó «relato edulcorado de la Transición». Dijo que la izquierda cedió mucho por miedo a las pistolas.
–Esa izquierda era la de Marcelino Camacho, Dolores Ibárruri, Alberti, Carrillo, Nicolás Redondo, Ramón Rubial que pasó 20 años en la cárcel, gente que el 15 de junio de 1977 consideró que habían ganado, logrado la democracia y la libertad con sus años de privación y cárcel. Estos chicuelos fueron a la universidad gracias a las políticas de Felipe González y se quieren convertir en antifranquistas 40 años después de la muerte de Franco.
–¿Alguna crítica admite a ese periodo?
–Sí, claro. La Transición dejó abierto el problema territorial, no convirtió a éste en un país federal, hizo partidos demasiado fuertes y prestó poca atención a los símbolos de la unión. Cuando pasa eso llegan nacionalistas con menos legitimidad imponiendo nacionalismo de alpargata.
–¿Está hoy la democracia más amenazada que cuando mataba ETA a los representantes públicos por sus ideas?
–Claro que lo está. Con ETA estábamos unidos, nunca pudo destruir al Estado. Lo resumió una viuda de un asesinado por ETA: 'Han matado a mi marido por su trabajo, y ahora, en su puesto hay otra persona'. Tuvimos mucho dolor, pero no hubo peligro para el Estado como ahora sí ocurre con la amnistía, el concierto económico... No romperán a la nación, porque España ya fue capaz de superar una Primera República de cantones, pero sí van a destrozar al Estado, convertirlo en algo ineficaz para lo que queremos la izquierda, que es garantizar la igualdad.
–¿Cuánto de lo que le pasa hoy al PSOE es culpa de Sánchez, y cuánto de un sistema en el que quien gana las primarias se queda todo el partido?
–Mire, Adriana Lastra expresa ahora que se sintió agredida por Santos Cerdán y seguro que tiene razón, pero, ¿alguien se cree que Cerdán le pudo ganar a la 'número 2' del PSOE sin el apoyo de Pedro Sánchez? Primarias hubo antes, con Almunia, y antes las que gané yo por siete votos a Rosa Díaz. Al terminar el recuento ella salió y dijo que yo tenía el 100% de los votos. No creo en las primarias; quien gana se lo queda todo. Primarias hay en EE UU y nos han dado a Trump; antes no las había allí y hubo diez personales iguales, pero la democracia representativa les impidió llegar a la Presidencia.
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