«La familia y su pueblo, Lavares, llenaban todo su corazón»
Había construido hace poco una casa en la localidad, donde cuidaba ganado, y trabajaba en la sociedad de festejos de La Flor
A. FUENTE
MIERES.
Jueves, 22 de septiembre 2022, 03:11
Familia y amigos lloraban la trágica pérdida de Juan José Fernández Jiménez, Juanjo, en la sala número cuatro del tanatorio de Murias, en Mieres. No podía haber consuelo para la viuda, Ana González Torre. «Es que se dirigía a trabajar, como cada mañana y se encontró de bruces con la muerte», señalaba un familiar cercano sobre lo ocurrido ayer a la víctima mortal del brutal accidente de tráfico. Su turismo se encontró con otro vehículo que circulaba en dirección contraria en la autopista A-66 a la altura del Alto del Caleyu, en el concejo de Ribera de Arriba. El fallecido residía en Mieres porque de allí es su mujer. «La familia y su pueblo, Lavares -en Santo Adriano- llenaban todo su corazón», decían ayer sus amigos de la infancia.
La llegada de allegados a las instalaciones funerarias era constante. Los hermanos los abrazaban a las puertas del tanatorio. «Es que era una persona muy buena; nunca hacía daño a nadie», señalaban sus amistades llegadas desde Lavares.
«Juanjo se fue a vivir a Mieres por su mujer, pero nunca dejó de lado su pueblo. Estaba muy implicado con él y con sus vecinos». De hecho, mantenía su antigua dirección en la casa de su madre, en Lavares. «Por aquello también de mantener el pueblo con gente». Pero este aspecto trajo consigo ayer una escena dolorosa. «Como constaba su antigua dirección, los agentes de la Guardia Civil se desplazaron hasta allí y comunicaron el trágico fallecimiento a la madre. Fue tremendo», añadían.
Residía en Mieres, pero no cambió su vieja dirección. «La Guardia Civil acudió a casa de su madre y le comunicó su muerte»
Deja dos hijos de corta edad, de siete y tres años. «Todos los fines de semana se desplazaba con ellos a la casa que había construido Juanjo en Lavares». Había comprado una finca para ello, también para poder disfrutar de su otra pasión, el ganado. «Cuidaba cabras y ovejas, era su forma de pasar el tiempo», decían sus amigos.
Un año trabajando en Grado
Su implicación con el pueblo llegaba al máximo. «Era componente de la sociedad de festejos de Lavares, fue una de las personas que más trabajó para mantener esta celebración». De hecho, se está pensando en organizarle un homenaje para el último domingo de mayo, que es cuando se festeja La Flor.
Tenía cuarenta años y se dirigía en su modesto coche a trabajar al municipio de Grado, donde era empleado «por circunstancias de la vida». Había trabajado en el servicio de Limpieza y ahora estaba en el de Obras. «Ocupaba ese puesto desde hace más o menos un año. Pero su verdadera profesión era la de soldador, y muy bueno además. Un gran profesional».
La pérdida, señalaban familia y amigos, «ha sido tremenda». El funeral está previsto para hoy, a las cinco de la tarde, en la iglesia de Santa Catalina de Lavares.