«En España, solo el 4% dona y soporta la demanda de sangre del resto», advierten los donantes en su día en la Feria de Muestras
«En Asturias necesitamos entre 180 y 200 bolsas al día; no se fabrican, seamos solidarios y pongamos el brazo», apunta su presidente en Asturias, Tino Valdés
Ha visto tantas necesidades, que desde bien joven siempre ha sentido la inquietud de ayudar. Manuel Faustino 'Tino' Valdés (Perlora, 1945), presidente de la Federación Española de Donantes de Sangre hasta el pasado marzo, sigue al frente de la federación asturiana y de la hermandad de Gijón, presente en la Fidma desde 1979, solo cinco años después de su creación. Hoy vuelve a celebrarse al Día del Donante. Recuerda que «la sangre no se fabrica ni se compra» y anima a «poner el brazo» y ser solidarios, porque en una sociedad envejecida cada vez hay más demanda de plasma.
–¿Cómo estamos de reservas?
–Estuve hablando con la directora técnica del Centro Comunitario de Tejidos a principios de semana y me dijo que tenía más bolsas para procesar en el laboratorio que reservas de sangre en la nevera. Porque solamente teníamos 40 de A+ Eso da cierta alegría, porque las donaciones, en agosto, están en la cuerda floja. Pero en Asturias contamos con la Fidma y hay donantes de Feria.
–¿Se nota?
–Sí, hasta la fecha (jueves a primera hora de la tarde), llevamos 669 donaciones, 114 más que en 2024. En nuevos donantes, estamos más o menos igual: en 75, 80 en total. Tienen 18, 19, 20 años. Es lo que interesa: que venga relevo generacional. Porque la media en todo el territorio nacional está en 55 años, cuando hace tres décadas, estaba en los 35. Debido a la pirámide poblacional, no entran por abajo tanto como los que salen por arriba. Hay que recordar que el donante asiduo puede donar hasta los 70 años. Pero si no fuiste donante y quieres donar por primera vez y tienes 65, el hematólogo ya no deja.
–¿De qué grupo urgen más?
–De los negativos. El 0 negativo, por descontado, porque es el que vale para todos los grupos (eso sí, un 0- solo puede recibir 0-). Y siempre hace falta del A+, porque es el más generalizado en la población.
–Corre entonces sangre por la Fidma...
–Sí, somos la tercera comunidad que más dona, con 42 donaciones por cada mil habitantes, pero hay que recalcar el hándicap que tenemos en Asturias: es una comunidad sumamente envejecida. La tercera de Europa por detrás de Liguria (Italia) y Alta Sajonia (Alemania). Y el plasma es fundamental en los momentos que vivimos. ¿Por qué? Para los tratamientos de enfermos diabéticos, hemofílicos, de enfermedades raras... Cada vez hay más demandantes. Al ser una población tan envejecida, somos muy dependientes de los productos derivados de la sangre. Llegamos a los 80 años, a los 90 gracias al laboratorio. Y la sangre no se fabrica ni se compra. Hay que poner el brazo. Por eso, a ver si convencemos a los que donan una vez al año que lo hagan dos. No hace falta que mucha gente done cuatro veces (porque el hombre puede donar cuatro veces al año y la mujer, tres). Lo importante es que haya un equilibrio.
–Usted dio ejemplo, con 74 donaciones.
–Y ahí me quedé porque a mis 80 ya no puedo donar.
–¿Hay suficiente concienciación?
–Es en lo que más incidimos, en la promoción. Por eso estamos en los centros educativos, en la Universidad... En las familias con padres donantes es más fácil que los hijos se animen.
–¿A quiénes les cuesta sumarse más?
–A los jóvenes, aunque, como le decía, también vienen. Lo repetimos muchas veces: una de cada tres personas va a necesitar una transfusión de sangre a lo largo de su vida. Ahora mismo, solo el 4% de la sociedad española dona y soporta la demanda, las necesidades de sangre del 96% restante. Los hospitales están pendientes continuamente de esa bolsa. Es imprescindible.
–¿Cuántas bolsas necesitamos en Asturias?
–Entre 180 y 200 diarias.
–¿Qué le altera la sangre a este nenu de Perlora, metalúrgico, líder sindical, hijo de padre republicano y madre trabajadora en una fábrica de conservas?
–Me alteran tantas cosas, hija... Sobre todo, lo que veo en la televisión: esas familias, esos críos en Gaza. Es terrible. Hay una parte de la sociedad que está pasando mucha hombre y nosotros, tirando comida que nos sobra. Somos sumamente egoístas.
–No puede tener sangre fría ante...
–Las mentiras, la insolidaridad... En mi niñez vi muchas necesidades y siempre sentí la inquietud de ayudar a los demás. Si yo estoy bien, ¿por qué no voy a echar una mano al otro? Igual en mi etapa sindical. La satisfacción más grande que puedes tener como ser humano es hacer cosas buenas por la sociedad. Es lo que más llena.
–Con 20 años, mientras se formaba en la Escuela Militar de Paracaidismo, en Alcantarilla, llego a jugar en el Imperial de Murcia. En el ámbito futbolístico, ¿tiene sangre azul o rojiblanca?
–Mi equipo, desde los catorce años, es el Oviedo. Mi hermana se casó, vivía allí y mi cuñado me sacaba en bici y la entrada para ir a ver el fútbol. De todos modos, tengo que reconocerle que lo veo poco en la tele. Claro que estoy contento con el ascenso, pero también porque supone un acicate para que suba el Sporting. Me gusta ver a los dos equipos arriba.