«Cuando no había internet lo exótico estaba aquí»
«Hemos pasado de hacer dos eventos al año en 1982 a tener una agenda con 300 días de actividad»
Lo ha dado todo. Desde coger el coche para repartir notas de prensa a los medios de comunicación o encargarse de las tareas que nadie ... quería hacer, hasta asumir la coordinación del Palacio de Congresos o la dirección comercial de la Cámara de Comercio. A Mario Cueto-Felgueroso (Gijón, 1960) no le ha quedado nada por hacer, salvo disfrutar de su tiempo libre un poco más. En marzo de 2025 se jubilará tras casi 43 años dedicado en cuerpo y alma a la Cámara y ya tiene agendada una importante tarea: vivir.
–¿Cómo afronta su última Feria?
–Estoy contento, es una situación que ya tengo asimilada. A lo largo de todos estos años haces muchos amigos, desde compañeros de trabajo hasta expositores y proveedores, así que va a haber muchas despedidas. La afronto con mucha ilusión, como todas. Y será entrañable para mí.
–Es como la sensación de estar en el último día de vacaciones...
–Pero también estoy muy contento porque me llega la oportunidad de hacer algo distinto en la vida. Esto no lo dejo atrás, vendré de visita, con otras expectativas y mucho más relajado, así que la disfrutaré de otra manera.
–¿Cómo ha evolucionado la Cámara en estos 42 años?
–Cuando yo empecé había solo un par de actividades: la Feria de Muestras y Mercaplana. Ese año, precisamente, era el Mundial de 1982 en España y la Feria hizo un gran evento al que luego no vino toda la gente que se esperaba, pero yo tenía 22 años y lo pasé muy bien. A partir de ahí, la Cámara fue afrontando más retos y actividades y fue incrementando la plantilla. En 1992 se hizo el Palacio de Congresos y eso supuso un salto muy grande a la hora de tener una agenda más amplia. La evolución ha sido brutal. Hemos pasado de hacer dos eventos al año en 1982 a tener un calendario con 300 días de actividad.
–¿Es de los que compra mucho en la Feria?
–Sí, yo para todo lo que necesito, a no ser que haya una diferencia muy grande o que no tengamos aquí el expositor, procuro siempre buscar un cliente nuestro. A lo mejor no lo compro en la Feria, pero se lo voy a comprar al expositor que tenemos aquí.
–Durante la pandemia el recinto se convirtió en un hospital. ¿Cómo lo vivió?
–Fueron momentos muy complicados y de mucha incertidumbre. Además, hubo dos olas y se montó el hospital dos veces. El primer año que no se hizo la Feria se decidió 15 días antes de que empezase, cuando los expositores ya tenían sus inversiones hechas y las mercancías compradas. Nosotros habíamos implantando unos planes de contingencia brutales, de lo más avanzado y completo, que también requirieron inversiones muy grandes. Al final hicimos dos pequeñas ferias, una del hogar y otra del automóvil, para los expositores que ya tenían las mercancías. El siguiente año se hizo con unas condiciones muy especiales y fue una edición muy rara, pero hicieron su esfuerzo, apostaron por ella y entre todos la sacamos adelante.
–¿Hay alguna edición que recuerde especialmente?
–Me marcaron mucho las ferias de cuando era joven. No es lo mismo cuando tienes experiencia y mucha más responsabilidad. Antes disfrutaba mucho más. Además era otra época, la Feria lo era todo. Ahora nos enfrentamos a gente que está muy viajada, hay centros comerciales y la oferta es brutal. Antes lo exótico estaba aquí. No había internet, así que si veías un producto que te gustaba o lo comprabas en la Feria o esperabas al año siguiente. Ahora es más difícil impresionar.
–¿Ha echado en falta poder pasar algún verano fuera de Gijón?
–Por supuesto. Mi último verano de disfrutar de verdad fue antes de ir a la 'mili'. Cuando volví del servicio militar empecé a trabajar y así ha sido hasta hoy. No he tenido un verano nunca. Y durante los primeros años trabajaba también todas las Navidades, porque estaba Mercaplana.
–¿Ya tiene pensado qué va a hacer el próximo agosto?
–Lo que más me ilusiona es disponer de mi tiempo. Sobre todo, disfrutar de la vida y hacer lo que me apetezca en cada momento. Es lo que más me seduce y te puedo asegurar que no me voy a aburrir. ¡Además voy a ser abuelo!
–¿Qué le ha enseñado la Feria?
–Muchísimas cosas. Trabajar aquí te da la oportunidad de tratar con todo tipo de gente, de viajar y de estar en entornos en los que no habría estado si no hubiera desarrollado mi carrera profesional aquí. Todo lo que sé respecto al trabajo se lo debo a la Feria. La Cámara puede estar satisfecha porque tiene un equipo de profesionales excelentes. Muchas veces se personaliza en la gente y el equipo es muy importante. Yo estoy muy orgulloso. Nos jubilamos los más veteranos, Guadalupe y yo, pero queda gente muy profesional y va a funcionar todo de maravilla.
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