El hartazgo de los usuarios: viajes sin luz, averías, retrasos...
Una red obsoleta. Los viajeros de Cercanías de Feve asumen con resignación las numerosas deficiencias de unas líneas ferroviarias caducas y unos trenes anticuados
ALEJANDRO FUENTE
Domingo, 12 de febrero 2023, 01:22
El tren de la antigua Feve que había salido a las diez de la mañana de la estación de Oviedo, con destino a San Esteban -línea C7-, se detuvo en Pravia. En el interior del convoy había tan solo dos viajeros. Pasaba el tiempo, lento, y no recuperaba la marcha. A los veinte minutos de estar parado entra una joven que, sin portar identificación alguna, informa del retraso. ¿El motivo? «El tren procedente de Gijón -el de la línea C4 con destino Cudillero-, no sé el motivo, llega tarde y se tiene que hacer un cambio del maquinista». Los problemas van, desde entonces, en cascada. Treinta minutos tardó en recuperar la marcha hasta su destino. Pero tenía que haber salido a las 11.46 de San Esteban para volver a la capital del Principado. Lo hace un cuarto de hora más tarde. Los usuarios del servicio sentencian: «Esto es lo habitual».
Publicidad
El tren, en ocasiones, coge velocidad y, en otras, va a paso de tortuga. Se detiene sin motivo aparente entre dos apeaderos y recupera la marcha. «Nunca se sabe lo que ocurre. No hay alguien a quien poder recurrir. ¿El revisor? Por aquí no pasa. Si quieres saber algo tienes que preguntar al resto de viajeros con más experiencia a ver si te dicen algo», explicaba Jennifer Nsue, una usuaria habitual. En el mismo vagón viaja el joven Enrique Menéndez. «Para estar a las once de la mañana en Oviedo, por tema de estudios, tengo que coger el tren de las ocho y media desde Pravia». Lo normal es que en ese trayecto tarde una hora y veinte minutos. «Cuando se cumple el horario, que es casi ciencia ficción, me quedo tirado una hora en Oviedo. Pero es que no me fío, porque lo normal es llegar tarde».
Y ese es uno de los principales problemas de la empresa pública. «Es el mayor error que se comete, que los viajeros pierdan confianza en el servicio y dejen de usarlo». La joven Jennifer Nsue lo tiene claro: «Porque no tengo más remedio que coger el Feve. Si tuviera otra opción, iba en autobús».
Arancha Sosa coge el autobús en Sotrondio. En la línea C5 -Gijón-Laviana- no hay trenes en el tramo hasta El Berrón (Siero) por obras de mejora en el recorrido. «Voy a Oviedo. Tardo dos horas en ir y dos en volver para trabajar cinco. Tiro cuatro horas del día», se queja. ¿El trasbordo en autobús es problema? «Para nada, incluso tardo unos minutos menos».
La mayoría de los viajeros consultados coinciden en determinar un diagnóstico de la 'enfermedad' del servicio de ancho métrico en la región. «Es una conjunción de varios problemas. Uno de los principales es que los trenes son muy viejos, van muy lentos, se estropean con demasiada frecuencia y son ruidosos», señala Fidel Vega, usuario habitual de la línea C5. Pero no solo eso. «También parece que hay desorganización en el personal de la empresa, nunca hay gente suficiente para atender al viajero», añade.
Publicidad
Noticias Relacionadas
«Los trenes están todos destartalados», señalan Ángeles Fernández y Ángeles Rojo, usuarias que se subieron al convoy en San Esteban dirección a Pravia. «Es un trayecto corto y tarda mucho tiempo. Y ya si tienes que desplazarte hasta Oviedo o Gijón, el viaje se hace eterno». ¿Hacen falta trenes nuevos? La mayoría de los viajeros contestan que sí; pero no solo eso. «De poco sirve que pongan unidades modernas si las vías son viejas y fuerzan a circular a baja velocidad». Los chistes sobre las medidas de los túneles y los convoyes que no caben son constantes. «¡Pero si eso ya se sabía de hace tiempo, que no vengan ahora con cuentos!».
Daños y suciedad
Las dos usuarias comentan, ya entre ellas, que prefieren coger el coche particular para hacer sus trayectos a la capital del Principado. «Si el servicio fuera mejor, claro que usaría más el tren. Pero están dejando morir el transporte público ferroviario». Valentín Benavente usa el tren desde Infiesto con destino Gijón. «Me da tiempo a leer muchos libros», bromea, «pero es verdad». «Nadie atiende al viajero y mira que son muchas las incidencias durante el viaje».
Publicidad
Pero además de retrasos, los viajeros se quejan del abandono que sufren los trenes. «Hay veces que hay mucha suciedad, da auténtico asco», afirman Teresa Pérez y José Manuel Sierra, que se dirigen a Pola de Siero. Otros también se quejan se esa falta de higiene, pero posan los pies en el asiento de enfrente.
Juan Carlos Hevia es un usuario puntual que cogió el tren desde Oviedo hasta Pola de Siero. «Eran las siete de la tarde y la unidad, que era de un solo vagón, iba a reventar. Creo que superaba el aforo máximo». Se mostraba sorprendido por el estado del material. «Una fila de asientos, de los que se pliegan, estaba suelta y se movía golpeado al resto de bancadas. Éramos los propios viajeros quienes teníamos que sujetar esa pieza. Los políticos hablan mucho estos días, pero tenían que dejar aparcados sus flamantes coches oficiales y probar a viajar en estas condiciones. Seguro que, de este modo, iban a cambiar las cosas», se queja el sierense.
Publicidad
Son muchas las defieiencias: máquinas expendedoras de billetes que se averían de forma constante; falta de atención al ciudadano en las estaciones; pintadas en el interior y exterior de los trenes,... Hasta falta de luz. «Este verano fui a Candás en tren y al pasar por los túneles, el tren a oscuras. Como hace un siglo», se quejaba un usuario de esta línea.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión