Ingresada de urgencia la osezna de Sabadía al empeorar su salud
Su pronóstico es reservado tras apreciar los veterinarios del Principado alteraciones neurológicas en la cría
R. MUÑIZ
GIJÓN.
Domingo, 2 de junio 2019, 03:07
Eran las 12 horas de ayer cuando los veterinarios del Principado que observaban a la osezna rescatada el viernes en Santo Adriano constataron que algo no iba bien. El esbardu, de unos cinco meses y cinco kilos de peso, se venía alimentando con normalidad pero su comportamiento denotaba alteraciones neurológicas. Los técnicos decretaron el ingreso de urgencia en una clínica veterinaria de Oviedo acostumbrada a responder ante este tipo de situaciones.
Según confirmó la Consejería de Medio Ambiente, el pronóstico de la osezna «es reservado». Hasta ese momento «el comportamiento del animal había sido normal» y las analíticas que se le practicaron el viernes también daban resultados en «parámetros normales».
Los técnicos consultados recuerdan que a esta edad los ejemplares son lactantes, dependen mucho de la madre y sustituirla como fuente alimenticia pasa en ocasiones por darle biberón. Para asegurar la hidratación se suele recurrir al suero fisiológico o incluso bebidas isotónicas mezcladas con miel.
La debilidad del esbardu ya fue motivo de intervención el martes, cuando agentes del Medio Natural lo localizaron en Sabadía (Santo Adriano) tras la llamada de un vecino y la hidrataron, con la idea de que luego se reunirá con su madre. El viernes a las 8 de la mañana, cuando la cocinera Azucena Díaz se dirigía en coche a su trabajo en el Centro de Tratamiento de Adicciones El Valle se lo tropezó de nuevo. «Al principio creí que era un zorro, luego vi que era un osezno, que deambulaba, y llame al 112», recuerda. «Oigan, tengo un osezno aquí solo, pequeñín», dijo. La ayuda tardó en llegar y, para que los profesionales pudieran localizar al animal, Díaz cerró la puerta de El Valle una vez entró el animal dentro. Los minutos que el esbardu pasó en el estanque y por el jardín han dejado una sonrisa a toda la comunidad terapéutica.
«Hice lo que creí que era mejor para la cría y si le ponen mi nombre, bien, pero sobre todo me preocupa que vuelva a la libertad», ruega Azucena.