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Por una una plaza geriátrica pública están esperando 3.096 personas. Con sus nombres y apellidos. Son 3.096 asturianos, en su mayoría asturianas, ... el 70%, que quieren residir en uno de los geriátricos que gestiona Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA), el organismo del que depende la red geriátrica pública y concertada de la región. A ellas se suman otras 330 personas que están a la espera de poder acceder una plaza de centro de día. En total, la espera para acceder a los servicios públicos sociosanitarios alcanza en estos momentos en Asturias a 3.426.
Sin embargo, el debate en el Parlamento asturiano se ha centrado esta mañana en la espera relativa a las plazas geriátricas públicas. De las 3.096 personas citadas, ¿están todas en su casa sin otro tipo de atención? No. En esa situación, en casa y sin ninguna atención o derecho a ella solo hay 296 personas.
¿Significa eso que la lista de espera por una plaza geriátrica pública la conforman solo 296 personas? No. A esa cifra hay que sumar otras 47 que están pendientes de que se les apruebe el Plan Individual de Actuación (PIA), es decir, que ya ha sido valorada su situación de dependencia y sabe que tiene derecho a una residencia, aunque aún no disfrutan de ella.
Entonces, ¿son 343 las personas en lista de espera para una plaza geriátrica pública? Otra vez no. A esa cifra hay que sumar otras 226 personas que no tienen expediente activo en el Sistema para la Autonomía y Ayuda a la Dependencia (SAAD) o que les ha caducado por inactividad.
Total: 3.096 personas
Sin otro servicio: 296
A la espera de PIA: 47
Sin expediente en SAAD: 226
Con otro servicio: 2.527, de los que 1.247 viven en una residencia privada
De nuevo, entonces ¿son 569 las personas en lista de espera por una plaza geriátrica pública en Asturias? Pues hay que seguir con el no. A ellas hay que sumar las 2.527 que ya cuentan con algún servicio con cargo a la ley de la dependencia. De ese total, solo 1.247 no están en su casa, están en una residencia, pero privada, ya que aún no han logrado una plaza pública.
¿Cuál es la lista de espera por una plaza geriátrica pública en Asturias? La respuesta es la primera: 3.096 personas. ¿Significa que esas personas están en su casa sin ninguna atención? No. De esa cifra, las únicas personas que no están en sus casas mientras aparece su lugar en la red ERA son 1.247, que viven en una residencia privada gracias a la ayuda de la Ley de la Dependencia.
Pues en esa diferencia, la de 3.096 personas en lista de espera por una plaza geriátrica, y la de las 1.247 que están a la espera, pero no desde sus casas, sino desde un centro privado, se han enrocado en la Junta General del Principado todos los integrantes de la Comisión de Bienestar Social. Comparecía Marta del Arco para dar cuenta de la situación del ERA y la lista de espera, o su distribución, generó un auténtico rifirrafe entre Del Arco y las portavoces del PP, Beatriz Polledo, y de Vox, Sara Álvarez Rouco. Un enfrentamiento al que también entró el portavoz de IU-Convocatoria por Asturias, Xabel Vegas, que aprovechó su turno de fijación de posición para reprochar a Polledo «el lío que está formando con la lista de espera. Soy de letras y yo la entiendo».
Marta del Arco, que compareció junto a la gerente del ERA, Nerea Monroy, intentó explicar que no todas las 3.096 personas en lista de espera por una plaza geriátrica están sin atender. «Tienen ayudas con cargo a la Ley de la Dependencia, que en Asturias siempre se han podido compatibilizar». Sin embargo, insistió ella en que la cifra de 3.096 corresponde «a demandas, no a personas», algo que no pudo corroborar la gerente del ERA, puesto que explicó que «son personas, pero que se encuentran en situaciones diferentes». Pero lo cierto es que, aunque cuenten con otros servicios, son 3.096 las personas que en Asturias esperan por una plaza geriátrica pública. Dejando claro que de las 3.096 personas que reclaman entrar en una residencia pública no están todas en sus casas. De ellas, 1.247 viven ya en una residencia, pero privada.
El debate fue tan intenso que la presidenta de la Comisión de Bienestar, la diputada del PP Pilar Fernández Pardo, tuvo que intervenir varias veces. Especialmente en el diálogo abierto entre Xabel Vegas y Beatriz Polledo, durante la fijación de posición del primero. «No abra debate, está en fijación de posición», le espetó a Vegas. «Espero que me amplíe el tiempo, porque es la señora Polledo la que me está interrumpiendo», se defendía él.
No menos intenso fue el debate relativo a la situación del ERA. Beatriz Polledo acusó a la consejera de «no estar en el mundo real», ya que, de acuerdo a sus datos, «saca pecho por los proyectos del ERA, cuando la ejecución de los últimos años ha sido del 4%, 5% y 19%. Y nos vuelven a contar la obra de la Mixta, que lleva diez años de espera».
Una acusación a la que se sumó la portavoz de Vox. Para Sara Álvarez Rouco «estamos en el día de la marmota. Repite lo mismo cada vez que viene». Polledo sumó, además, una acusación: «Los trabajadores de la residencia de Noreña, a las que se les adeuda dinero, están esperando que les paguen». Una acusación a la que respondió Nerea Monroy. «El ERA lo que ha hecho es resolver por incumplimiento culpable el contrato con el anterior contratista. Se ha hecho cargo otra empresa que debe garantizar tanto que las personas que viven en la residencia de Noreña lo sigan haciendo, así como la subrogación de la plantilla». Pagar la deuda desde el Principado «en ningún momento lo dije, porque eso solo puede decirlo un juez».
Por su parte, la consejera insistió en que la apuesta por el ERA «es innegable» y lo dijo apuntando cifras. «El 1 de enero de 2019, la plantilla la formaban 1.590 personas. El 1 de enero de 2025 son 2.300. Supone un crecimiento del 69%». Confirmó que el pasado lunes «se firmó el contrato para la envolvente de la fachada de la Residencia Mixta de Pumarín, en Gijón, con un presupuesto de 8,7 millones y 24 meses de plazo de ejecución». Y confirmó que tras las unidades de convivencia de Arriondas y Valentín Palacio (en Siero), llegarán la duplicación de ambas, así como la conversión total de la residencia de Infiesto en unidades de convivencia, y la adecuación de otras cuatro más: dos en la residencia Santa Teresa y dos en la Mixta de Gijón.
No convencieron las cifras a Beatriz Polledo. Tampoco a Sara Álvarez Rouco. «Me preocupa su autocomplacencia. Cree que todo va bien, así que no hará nada por solucionar los problemas», le dijo la primera. «El día de la marmota», repitió la segunda.
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