El regreso del gaitero pródigo

Estaba en manos de un asturiano, uno de tantos, de los que se fueron hace años e hicieron su vida en Ámerica. Antonio Ramírez Priesca lo tenía en su tienda de antigüedades de Puebla, en México, y el día que supo que su sobrina María José Priesca iba a visitarle desde Asturias, le sacó una foto a aquel viejo anuncio de sidra, con un gaitero como protagonista, y lo colgó en las redes sociales para celebrar el reencuentro familiar. Así fue localizado por el Muséu del Pueblu d'Asturies, por casualidad, y el especialista Francisco Crabifosse lo tuvo claro desde el principio: aquel cartel no era un cartel cualquiera, su factura y su estilo indicaban que había sido confeccionado en el siglo XIX, así que se pusieron en contacto con su propietario para ver si podía pasar a formar parte de los fondos documentales del museo. Generosamente, la familia Ramírez Priesca lo donó para que volviese a Asturias y ayer, en el centro museístico que es vecino de la Feria de Muestras, se presentaba en sociedad el cartel del gaitero, ya de vuelta en casa.

El gran protagonista del cartel, que mide 114 centímetros de alto por 77 de ancho, es un gaitero "que por su postura, su ropa y su gaita podemos decir claramente que es típico del siglo XIX", como lo son el resto de elementos que componen el cartel. Además del nombre del producto, una casería asturiana con su hórreo y unas mujeres vendiendo rosquillas, todo enmarcado en el característico verde del paisaje asturiano. Efectivamente, el cartel había sido realizado por Litografía Moré Hermanos, en Gijón, nada menos que en 1898, el año en el que España perdió Cuba. Perfectamente conservado para su edad -apenas unos dobleces de haberlo tenido guardado-, podrá verse en la recepción del museo hasta el dos de agosto. Desde aquella tiendecita mexicana, que se llama 'La Quinta de San Antonio', ha vuelto a Asturias el gaitero pródigo.