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Dos comerciantes retiran el cartel del uso obligatorio del escaparate de su establecimiento.

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Dos comerciantes retiran el cartel del uso obligatorio del escaparate de su establecimiento. JUAN CARLOS ROMÁN

Las mascarillas se despiden rodeadas de incertidumbres

Tras dos años en el centro de la lucha contra el covid, desde hoy dejan de ser obligatorias en interiores, pero hay dudas de si se mantendrán en el trabajo

LUIS LÓPEZ

GIJÓN.

Miércoles, 20 de abril 2022, 01:17

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Dos años después, la salida de la crisis sanitaria va a ser muy parecida a su llegada en términos regulatorios e institucionales: con incertidumbres hasta el último momento, urgencias normativas y barullo en general. Desde un punto de vista simbólico hoy es una jornada relevante porque la mascarilla deja de ser obligatoria en interiores. Han pasado 700 días desde que se impuso esta protección, que se ha convertido en una especie de emblema en la lucha contra el covid. Así que su desaparición viene a ser un punto y aparte en dos años tan terribles como confusos.

El problema es que esa desaparición tiene matices porque el Gobierno central ha evitado decretar de forma taxativa el fin de las mascarillas y delega en las empresas e instituciones su regulación interna. Es decir, cada centro de trabajo decidirá si las mantiene o no. ¿Qué harán? Ayer a última hora la confusión seguía siendo extensa porque los servicios de prevención laboral y las propias administraciones no lo tenían muy claro. Esperarán hasta hoy para conocer el texto exacto del decreto del Gobierno central y actuar en consecuencia. Porque no será hasta hoy, fecha de su publicación en el BOE y de su entrada en vigor, cuando se revelará el detalle de una decisión que lleva anunciada desde hace dos semanas. Se consolida así ese modo de proceder atropellado e impreciso como otro símbolo constante del viaje pandémico.

El reglamento lo aprobó ayer el Consejo de Ministros y presentó sus líneas generales la ministra de Sanidad. Lo que recoge la norma es que la mascarilla deja de ser obligatoria en interiores, «y esa es la filosofía general del real decreto», recalcó Carolina Darias. Eso sí, se establecen tres excepciones, tres entornos vulnerables donde se mantiene la protección con carácter preceptivo.

Avanzar con prudencia

El primero son centros, servicios y establecimientos sanitarios, donde se incluyen los hospitales (aunque las personas ingresadas están eximidas de utilizar la mascarilla), centros de salud, farmacias y zonas de transfusión de sangre. En segundo lugar se refirió a las residencias de mayores, donde se mantendrán para trabajadores y visitantes, pero no para residentes. Y, por último, en el transporte público (incluidos taxis y VTC), aunque no habrá que utilizarlas en estaciones ni andenes.

Eso quiere decir que desde ya mismo no hace falta mascarilla en bares, restaurantes, gimnasios, cines, teatros, conciertos y competiciones deportivas de todo tipo. Tampoco en colegios, algo que recalcó la ministra con énfasis especial. «Es un paso más en la evolución de la pandemia. La covid-19 sigue entre nosotros, pero evoluciona de manera positiva y los indicadores marcan un nivel bajo con carácter general, estable en la mayoría del territorio. Seguimos avanzando desde la prudencia pero también desde la progresividad», dijo Darias.

La ministra se refirió en varias ocasiones a esa prudencia. Como es lógico, quien quiera seguir usando mascarilla podrá hacerlo. Pero en ciertos casos recomendó mantener la protección como actitud «responsable». Mencionó a la población vulnerable (mayores de 60 años, inmunodeprimidos, embarazadas y profesores de riesgo) y ciertos entornos potencialmente delicados como grandes aglomeraciones o incluso reuniones familiares cuando haya personas que puedan ser especialmente sensibles al virus.

Pero donde más tiempo pasa la mayoría de la gente es en su puesto de trabajo. Y es aquí donde llegan las dudas. La ministra reiteró que «con carácter general» el uso de protección buconasal deja de ser obligatorio. Pero serán los departamentos de prevención de riesgos laborales los que tengan la última palabra. Cada empresa es diferente en cuanto a distancia entre empleados y posibilidades de ventilación. Y eso es lo que aún está por determinar, los criterios generales a seguir.

Quizás considerando las sorpresas de última hora e imprevistos tan frecuentes en este tipo de maniobras desde que arrancó la pandemia, las instituciones se mantienen vigilantes. En el caso de Asturias, las empresas optan por «ser conservadoras» y «no flexibilizar de golpe» los protocolos anticovid. Mientras, los equipos de prevención de riesgos laborales trabajan en «un plan B» que permita, por ejemplo, retirar la mascarilla en zonas comunes bien ventiladas, pero preserve su uso en salas de reuniones o ascensores.

Las empresas asturianas, muy especialmente, abogan por mantener la prudencia porque la situación epidemiológica en la región «no es estable». Asturias es, de hecho, una de las comunidades donde peor está evolucionando la pandemia y sus indicadores de riesgo duplican, y en algunos casos llegan a triplicar, la media nacional. «Por un lado, el consejero de Salud dice que la situación aquí no es favorable y, por otro, el Ministerio de Sanidad decide retirar la mascarilla», señalan, con ánimo de crítica, empresarios asturianos.

Prueba de la indefinición reinante es que la comisión de Salud Pública, en la que están presentes todas las autonomías, no publicará hoy, sino «en los próximos días», las recomendaciones inherentes a la norma que hoy entra en vigor. El Principado no es una excepción: «Haremos recomendaciones que se entiendan, en cuanto conozcamos el decreto que se publica».

Las excepciones en las que seguirá siendo obligatoria

Hospitales y ambulatorios

En los centros sanitarios la mascarilla no desaparecerá. Hospitales y centros de salud son lugares en los que tanto trabajadores como visitantes se encuentran muy expuestos al virus y adonde acuden con frecuencia grupos de población considerados de riesgo. El decreto del Gobierno central establece que se exigirá el protector buconasal al personal de estos recintos–sanitario y no sanitario– y a todos los familiares y allegados de enfermos que entren de visita. Las personas ingresadas en hospitales solo tendrán que portarla cuando permanezcan en estancias comunes. Si se encuentran en su habitación, no tendrán por qué usarla. En las consultas de los ambulatorios sí seguirá siendo obligatoria para los pacientes.

Residenciasde mayores y centros de día

Los espacios institucionalizados, es decir, las residencias de mayores, centros de día y de atención a personas con discapacidad, tendrán que mantener el cubrebocas, pero con matices. Los profesionales sociosanitarios, así como el resto del personal, y las visitas tendrán que seguir portándola. Los usuarios, sin embargo, no. A pesar de ser población vulnerable, tal y como ha quedado acreditado esta pandemia por la alta letalidad que ha provocado el virus en los geriátricos, no están obligados ya que se entiende que las personas institucionalizadas se encuentran en su domicilio. Idéntica consideración se tiene con los presos, por lo que tampoco se exigirá que lleven puesta esta prenda protectora.

Farmacias y bancosde sangre

Dentro de los servicios sanitarios, establecimientos como las farmacias y los centros de transfusión de sangre también son considerados espacios que son frecuentados por personas que sufren una patología de riesgo. Por ello, todo aquel que entre en una botica o acuda a poner el brazo para donar sangre deberá llevar la nariz y la boca cubiertas para minimizar cualquier riesgo de contagio de Covid-19. Lo mismo ocurre con los profesionales sanitarios que los atienden. No podrán desprenderse por el momento de la mascarilla. Euskadi centralizó los tres bancos de sangre –uno por territorio– en el Centro Vasco de Transfusión y Tejidos Humanos, ubicado en el Hospital de Galdakao.

Transporte público

La situación en el transporte público no variará demasiado. La mascarilla seguirá vigente en autobuses urbanos e interurbanos, en los vagones del metro, tranvía y trenes, en los taxis y VTC, y para viajar en avión. Es el protocolo en vigor desde hace casi dos años para los mayores de 6 años. La medida se mantendrá para usuarios y trabajadores. Sin embargo, ayer la ministra de Sanidad, Carolina Darias, aclaró que no será necesario llevarla puesta en andenes y estaciones de viajeros. Otros países europeos que eliminaron el tapabocas en espacios interiores antes que España también han mantenido la norma en estos ámbitos por el trasiego de viajeros y la imposibilidad de mantener la distancia en los medios de transporte.

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