«La mitad de la plantilla docente se va a jubilar en los próximos diez años»

–¿Por qué se decide a asumir la responsabilidad?

–Tras la dimisión de la anterior presidenta hay una petición de mi sindicato, CC OO, de que dé un paso adelante. Y al hablar con el resto de organizaciones sindicales no hubo rechazo, con la idea de iniciar o retomar el camino de siempre. La Junta de Personal es el órgano unitario de representación de todos. Entiendo que cada organización sindical tenga sus batallitas particulares, pero la Junta de Personal debe velar por los intereses de todos.

–Pese a que han sido dos años complicados para el sector, no ha habido apenas posicionamientos comunes de la Junta.

–En nada. El que no haya habido votos en contra a mi propuesta me anima a iniciar un camino de representación del conjunto del profesorado, del que vota en las elecciones sindicales y del que no vota, de los miles de trabajadores que formamos la enseñanza pública en Asturias. Somos un colectivo de 12.000 hombres y mujeres. Y hay una reflexión de fondo: si se pregunta a la ciudadanía en momentos de crisis se pone en valor la enseñanza. Pero, sin embargo, hay una escasísima valoración de los trabajadores de la enseñanza.

–¿Esas batallas sindicales de las que hablaba les han perjudicado en la imagen pública?

–Sin duda. La pluralidad sindical es buena, pero no puede ser un reino de taifas donde cada organización vaya a lo suyo y no haya planteamientos unitarios de problemas que nos afectan a todos.

–¿Cuáles son esos problemas?

–En Asturias hay básicamente dos, que están relacionados. El primero, la alta tasa de temporalidad. Uno de cada tres profesores en la enseñanza pública de Asturias es temporal. Hay que disminuir la tasa de interinidad para dotar de una mayor calidad a un servicio público.

–Esta semana han salido las listas de admitidos a las oposiciones de Primaria. Hay 6.500 inscritos para menos de 400 plazas.

–Ese es el problema. Y la Administración se engaña a si misma cada año con las plantillas orgánicas. Esa plantilla es, teóricamente, la previsión que hace la Administración de cuántos funcionarios va a necesitar para el curso. Sacan una plantilla de 9.000 y en septiembre somos 12.000. Hay un desfase de 3.000 todos los años. Me parece un escándalo. Se necesitan muchísimas más plazas para que sea una enseñanza de calidad y para que los miles de jóvenes que salen del grado y del máster encuentren un empleo de calidad. Y lo ligo con el segundo problema: el envejecimiento. Solo el 7% del profesorado asturiano tiene menos de 30 años. Somos un cementerio de elefantes. En los próximos diez años se va a jubilar la mitad de la plantilla.

–¿Se fía todo a la bajada de la natalidad y, por lo tanto, de matrícula?

–Es la disculpa que ponen siempre. Bien escasa es entonces la ambición de la Administración educativa y de la clase política en general.

–¿Cuántas plazas de Primaria cree que deberían haberse convocado este año?

–Mil para ir dotando de estabilidad a los centros. Por la pandemia perdimos un año de oposiciones y veníamos de doce años prácticamente en barbecho. Había especialidades de FP y Secundaria que no se convocaban desde hacía 20 años.

–Carrera profesional. El alto inspector educativo ha pedido que sea realmente objetiva. ¿Qué opina?

–Soy muy crítico con cómo se montó la carrera profesional. La cuestión es que el nivel salarial del profesorado en Asturias está muy por debajo de otras comunidades y, en lugar de subir el sueldo base, se opta por la carrera profesional. Y los ítems de valoración son... si alguien no los cumple es para echarlos del cuerpo. ¿Acude todos los días al centro de trabajo? ¿Imparte clase? Hombre... Pero también es verdad que para evaluar deberían dar antes los instrumentos suficientes al profesorado para su formación y adecuación de la práctica docente. Y eso no existe. No lo era antes, con el curso de adaptación pedagógica y no lo es ahora con el máster. No seré yo quien critique a la Universidad, pero creo que deberían darle una vuelta.

–¿Cómo es el ambiente en las aulas tras dos cursos y medio de pandemia?

–Agotados. Estos dos años, el esfuerzo de los trabajadores –también de las familias y alumnado– ha sido... Hay un agotamiento en los centros y todo esto ha profundizado en la desiguldadd. La brecha ha aumentado de forma exponencial. Los docentes hemos respondido mejor que la Administración.

–Un estudio ha revelado que los alumnos de la pública perdieron mucho más contenido que los de la concertada.

–Me lo creo. Ante la situación como la que se dio, determinada población, que acude a la pública, quedó atrás. Y lo vamos a ver con el tiempo. Fueron pasando porque nadie quería problemas... pero va a llegar un momento en el que salte.

–¿Qué tal la relación con el actual equipo de la Consejería de Educación?

–Muestra otro talante. Pero, por ejemplo, en cuanto a la plantilla orgánica se cerraron a cualquier negociación. En unos días tendremos la del calendario escolar...

–Siempre polémica.

–Sí. Espero que haya talante negociador. Es un debate de mucho calado y entiendo a todo el mundo. En pandemia se ha visto el papel de los centros en la conciliación, es un problema social. Pero si hablamos solo del rendimiento del alumnado todo el mundo tiene que comprender que es mejor un descanso cada cierto tiempo. Los alumnos llegan a las vacaciones agotados. Creo que las familias tienen que empezar a entrar en el debate si creen que lo prioritario es la educación de sus hijos.