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Los valencianos Samuel y José Barberá y Vicente y Adela Moreno, a la sombra, en Moal. T. Rodríguez

«Olona» de calor en el suroccidente y «olina» en la costa, con máximas en Asturias por encima de los 38 grados

Los termómetros tocaron techo en Ibias, Pola de Somiedo, Aller y Cangas del Narcea. Aun así, «aquí se puede dormir por las noches», destacan los turistas que estos días visitan los concejos más cálidos de la región

Domingo, 10 de agosto 2025

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A la una de la tarde, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activaba ayer en Asturias el aviso especial por calor. Un aviso que, a nivel meteorológico, era de color amarillo. Pero, en el mapa del Ministerio de Sanidad que radiografía el efecto de las altas temperaturas sobre la salud, buena parte de Asturias aparecía teñida de rojo. Sólo la costa se libraba ayer de los rigores de una ola de calor, que en el caso de la Cordillera, los Picos de Europa, los valles mineros y especialmente el suroccidente asturiano, está siendo «una olona».

El termómetro tocó techo en el Suroccidente. En Ibias, la Aemet preveía una máxima de 41 grados y se registró una máxima de 37,1; Pola de Somiedo lo superó, con 38,2 grados; Felechosa, en Aller, se mantuvo casi cinco horas (de la una a las seis) en el entorno de los 37,5; y Cangas del Narcea, con 36. A mediodía, muchos pueblos del occidente asturiano ya se encontraban a 34 grados a la sombra y sus vecinos optaban por permanecer en sus casas para resguardarse del calor, dejando desiertos huertos y caminos. Aunque, tal como ayer recordaba Gema Álvarez, la alcaldesa de Ibias, «en agosto del 2022 ya estuvimos diez días a más de 42 grados, cerca de 40 a la sombra». Así que el exceso de temperatura anunciado por la Aemet no les pilló ni de nuevas, ni de susto.

Desde Cangas del Narcea indicaba su alcalde, José Luis Fontaniella, que «hace la releche de calor. Aquí no se mueve de casa nadie hasta la tarde». En el Museo Etnográfico y de Alejandro Casona de de Besullo se suspendieron las visitas por el calor. Y algunos parroquianos reseñaban como síntoma del exceso de calor que «no fue nadie ni a misa».

Arriba, ambiente en la playa de Poniente de Gijón. En la imagen central, Manuel Blanco, que pasa estos días de vacaciones con su familia en Besullo (Cangas del Narcea), lanzándose la piscina del recién inaugurado hotel La Rectoral. Y, sobre estas líneas, Ángel e Irene Monge, y Daniel del Castillo, madrileños, ante el bar de Moal. M. S./B. B/T. R.
Imagen principal - Arriba, ambiente en la playa de Poniente de Gijón. En la imagen central, Manuel Blanco, que pasa estos días de vacaciones con su familia en Besullo (Cangas del Narcea), lanzándose la piscina del recién inaugurado hotel La Rectoral. Y, sobre estas líneas, Ángel e Irene Monge, y Daniel del Castillo, madrileños, ante el bar de Moal.
Imagen secundaria 1 - Arriba, ambiente en la playa de Poniente de Gijón. En la imagen central, Manuel Blanco, que pasa estos días de vacaciones con su familia en Besullo (Cangas del Narcea), lanzándose la piscina del recién inaugurado hotel La Rectoral. Y, sobre estas líneas, Ángel e Irene Monge, y Daniel del Castillo, madrileños, ante el bar de Moal.
Imagen secundaria 2 - Arriba, ambiente en la playa de Poniente de Gijón. En la imagen central, Manuel Blanco, que pasa estos días de vacaciones con su familia en Besullo (Cangas del Narcea), lanzándose la piscina del recién inaugurado hotel La Rectoral. Y, sobre estas líneas, Ángel e Irene Monge, y Daniel del Castillo, madrileños, ante el bar de Moal.

Los ríos, las terrazas y las piscinas, eso sí, estaban hasta la bandera. Lo normal en una jornada en la que sólo los municipios de costa se mantuvieron por debajo de los 30 grados. Es más, el litoral oriental de Asturias permaneció libre de las alertas por calor durante toda la jornada. En Gijón, por ejemplo, la temperatura máxima fue de 27,3 grados a las siete de la tarde e, incluso, sopló el nordeste: «Más que ola de calor, esto ye una olina», bromeaba Arsenio García, en la arena de la playa de Poniente.

Y en la costa occidental, concretamente en Tapia de Casariego, el termómetro no pasó de 23 grados y en Cabo Busto, la máxima fue de 20,3 a las siete de la tarde. En cualquier caso, las autoridades sanitarias mantienen su protocolo de recomendaciones y aconsejan precaución, especialmente a la población vulnerable: personas mayores, niños, embarazadas y pacientes crónicos.

«Es que hace un calor estrafalario», en opinión de Julio Rozas, de Besullo. «Hemos estado más veces en Asturias y esta temperatura nos sorprende, hace más calor de lo esperado», señalaba, por su parte, Daniel del Castillo, turista de Madrid que destaca que el occidente «está lleno de sitios impresionantes que se pueden visitar sin agobios de turistas». En cualquier caso, según remarcaba Samuel Barberá, «por la noche aquí se puede dormir y eso es lo que nos hizo venir a Asturias. Somos de Valencia y allí sí que aprieta el calor húmedo».

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