Encuentran a un submarinista gijonés muerto en una playa de Caravia

Mañana luctuosa en Caravia. Una mujer que estaba en la playa de Moracey, contigua a La Espasa, divisó el cuerpo de un submarinista flotando entre unas rocas situadas a unos diez metros de la orilla. La bañista se echó al agua para tratar de rescatarlo. Otro testigo empezó a preguntar al resto de personas que estaban en la zona si alguien sabía técnicas de reanimación cardiopulmonar. El aviso le entró a la Guardia Civil a las 10.50.

«Nosotros habíamos venido con el perro y estábamos en una parcela al lado de la playa cuando nos preguntaron si sabíamos cómo auxiliar», relata Lucas García Viñuela, uno de los testigos del suceso. Finalmente el cuerpo de la víctima quedó tendido sobre la arena, sin pulso. La patrulla de Colunga de la Guardia Civil llegó a la zona alrededor de las 11.15 y dispersó a los testigos. Los agentes verificaron la situación y cubrieron al buzo con una manta térmica. Por el traje de neopreno y las aletas que llevaba presumen que estaba practicando pesca submarina.

Enseguida dieron parte al 112. La zona es de complicado acceso, por lo que acudieron al lugar bomberos que auxiliaron con las labores de evacuación del cuerpo. También fueron avisados el juez de guardia, el forense y los compañeros de la Policía Judicial, profesionales que practicaron una primera inspección ocular del lugar del suceso. Las primeras averiguaciones pudieron determinar que el cuerpo es el de D. A. G. R., vecino de Gijón, y al que por la mañana otros testigos divisaron poniéndose el traje de neopreno antes de echarse a la mar.

La investigación determinará si fue víctima sufrió un infarto, o tuvo otro tipo de indisposición. El cuerpo fue trasladado al Instituto Anatómico Forense para practicarle la correspondiente autopsia. El cadáver no presentaba signos de violencia que hagan presuponer que sufriera un choque contra las rocas.

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